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El expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez explicó este viernes, mediante comunicado, su punto de vista sobre la celebración de los 15 años del Plan Colombia y sostuvo que 'el aporte norteamericano y el de tantos colombianos se ve frustrado por el retroceso en Colombia, cuyo Gobierno ha permitido un aumento sustancial de los cultivos ilícitos con el resultado de pasar de 170 toneladas métricas de cocaína en 2010 a 400 en 2014'.

Uribe indicó, además sobre la invitación hecha por el gobierno estadounidense, que hace más de una semana hizo llegar una carta de agradecimiento al Presidente Barack Obama'. Dijo que la carta 'por respeto al protocolo', no la va publicar.

El siguiente es el texto del comunicado:

Plan Colombia

Hace más de una semana hice llegar carta de agradecimiento al Presidente Barack Obama, cuyo texto, por respeto al protocolo, no debo publicar.

El Plan Colombia fue concebido por los presidentes Bill Clinton y Andrés Pastrana, con la ayuda muy eficaz del embajador Luis Alberto Moreno y de muchos ciudadanos de ambos países.

El periodo de nuestro Gobierno no coincidió con la administración del Presidente Clinton, quien, sin embargo, apoyó todos nuestros esfuerzos.

El Presidente Obama, durante los 19 meses finales de nuestro Gobierno, mantuvo toda la cooperación y con su administración firmamos el acuerdo de extensión del Plan Colombia, que el Gobierno Nacional actual, cuyo titular, como ministro de Defensa, había participado en su negociación, se negó a llevarlo al Congreso para su ratificación y nunca lo implementó.

Particular agradecimiento debo al Presidente George Bush, quien, por confianza en nuestro país y en nuestro Gobierno, autorizó la ayuda para interceptación aérea de vuelos ilegales y la venta de municiones de precisión a nuestro Gobierno. Estas decisiones nos permitieron un gran avance en el debilitamiento del narcoterrorismo.

De nuestra parte, y como contrapartida al esfuerzo norteamericano, creamos el impuesto al patrimonio para financiar la Seguridad Democrática; continuamos Familias en Acción, que venían de la administración Pastrana, y multiplicamos por diez el número de beneficiarios; introdujimos la erradicación manual de drogas ilícitas con ayuda norteamericana para el transporte de personal, reducida a sus mínimos por el Gobierno actual; y, adoptamos el programa de cien mil Familias Guardabosques para remunerar el cuidado del bosque amenazado por la droga, también abandonado y que cobra toda su vigencia por el calentamiento global.

El aporte norteamericano y el de tantos colombianos se ve frustrado por el retroceso en Colombia, cuyo Gobierno ha permitido un aumento sustancial de los cultivos ilícitos con el resultado de pasar de 170 toneladas métricas de cocaína en 2010 a 400 en 2014.

Durante nuestro Gobierno fueron extraditadas cerca de mil doscientas personas, por narcotráfico, principalmente a los Estados Unidos.

No podemos aceptar que a cabecillas de Farc, el cártel de cocaína más grande del mundo, no los extraditen, ni sean llevados a cárcel en Colombia, y además los premien con elegibilidad política.

No podemos aceptar que se considere al narcotráfico delito político, no penalizable, cuando sus dineros han financiado las grandes masacres colombianas.

No podemos aceptar que el Gobierno convierta al terrorismo en su socio para supuestamente combatir el narcotráfico, o en su interlocutor válido para definir la política del campo, martirizado por la misma banda terrorista.

No podemos aceptar la fracasada doctrina económica del Castro-Chavismo, que Farc, con odio al sector privado, disimula en la coyuntura.

No podemos aceptar que los integrantes de las Fuerzas Armadas y los civiles sean nivelados con el terrorismo, poniéndolos como actores del conflicto. Los civiles han sido víctimas, el terrorismo victimario y las Fuerzas Armadas han contenido el desafío narcoterrorista durante años.

El caso colombiano no ha sido de guerra civil ni de levantamiento de civiles en armas contra dictaduras. Colombia ha tenido una democracia respetable y unas Fuerzas Armadas constitucionales y respetuosas del Estado de Derecho.

Pensamos que las concesiones a Farc, más que un acuerdo de paz, serán un ejemplo estimulante de nuevas violencias.

Reiteramos nuestra gratitud a los Estados Unidos y hacemos votos para que se revisen las relaciones en la dirección de la superación total del narcoterrorismo.