El fallecimiento en la madrugada de este lunes de Egidio Rafael Cuadrado Hinojosa, eterno acordeonero de Carlos Vives y figura clave en la internacionalización de la música vallenata, deja un vacío profundo en el corazón de los seguidores del folclor colombiano.
Félix Carrillo Hinojosa, primo del reconocido acordeonero y también compositor de éxitos como Pobre corazón, que interpretó Jorge Oñate, compartió en una entrevista exclusiva con EL HERALDO detalles sobre la vida, la carrera y el legado de Egidio.
Con una mezcla de nostalgia y admiración, Carrillo rememoró la travesía artística de quien fue no solo un gran músico, sino también un ser humano humilde y visionario que supo consolidarse en un universo tan competitivo como el de la música vallenata.
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Carrillo inicia el relato recordando los humildes orígenes de Egidio Cuadrado en Villanueva, La Guajira, un territorio donde la música y las tradiciones vallenatas están profundamente arraigadas. Cuadrado se mudó a Bogotá a mediados de 1979, impulsado por la tragedia de haber perdido a su madre.
“Egidio era una persona que se conectaba fácilmente con los demás, le gustaban las relaciones humanas, aunque los primeros años no fueron fáciles. Le tocó luchar, como a todos los provincianos que llegan a la capital con un sueño”, comenta Carrillo, el padrino de la categoría Cumbia/Vallenato en los Grammy Latinos.
Pese a las dificultades iniciales, Cuadrado no perdió la visión de crecer en la escena musical. Según Carrillo, Egidio tenía una capacidad innata para generar amistades y alianzas estratégicas con figuras claves del mundo político y cultural como el expresidente Belisario Betancur. “Él se fue relacionando con ministros, senadores, y fue consolidando su imagen aquí en Bogotá. Era una persona querida, humilde, generosa”, asegura el compositor de Mi reina, interpretado por los Hermanos Zuleta.
Los primeros pasos musicales
Aunque la fama de Egidio Cuadrado está estrechamente ligada a su trabajo con Carlos Vives, sus primeros pasos en la música vallenata fueron previos a esa colaboración. Carrillo menciona que antes de unirse a Vives, Egidio ya había dejado una marca en la industria. “Grabó con diferentes sellos discográficos como Sonolux y CBS, y fue el primer acordeonero en grabar con Iván Villazón, con quien hizo una producción que incluyó cuatro canciones, eran conocidos como Los Románticos del Vallenato”, recuerda.
La consolidación de Cuadrado en el mundo vallenato fue un proceso largo y arduo, pero lleno de logros importantes. En 1985, luego de varios intentos, se coronó Rey Vallenato en el Festival de la Leyenda Vallenata, uno de los títulos más codiciados dentro del folclor vallenato. Este triunfo fue un hito clave en su carrera y le permitió representar al presidente Belisario Betancur en diferentes eventos culturales en el extranjero. “Viajó a París, Panamá y otros destinos, llevando el vallenato a escenarios internacionales. Fue un gran embajador de nuestra música”, destaca Carrillo para EL HERALDO.
El encuentro con Carlos Vives: una conexión mágica
El punto de inflexión en la carrera de Egidio Cuadrado llegó cuando se unió a Carlos Vives, una colaboración que cambiaría el rumbo de la música vallenata para siempre. Según Carrillo, Cuadrado fue el único acordeonero que logró entender a cabalidad el “sueño” musical de Vives, quien buscaba fusionar el vallenato tradicional con otros géneros para darle una proyección internacional.
El inicio de esta sociedad musical se dio cuando Vives preparaba la banda sonora de la serie Escalona, una producción basada en la vida del legendario compositor vallenato Rafael Escalona. En medio de la creación de ese proyecto, Vives decidió apostar por un concepto innovador que no convenció inicialmente a los ejecutivos de la disquera CBS (hoy Sony). Sin embargo, cuando presentó la idea a Sonolux, la compañía apostó por el disco que cambiaría todo: Clásicos de la Provincia.
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“Ese proyecto fue un laboratorio musical donde participamos varios, yo fui asesor de ese proyecto, y presencié la conexión que había entre Carlos y Egidio, algo que era único. Carlos tenía un sueño, y Egidio fue el hombre que lo entendió a la perfección”, afirma Carrillo.
Durante largas jornadas de trabajo, Cuadrado se encargaba de darle forma musical a las ideas de Vives, aportando su destreza con el acordeón para mezclar el vallenato con sonidos de la gaita, el bajo y otros instrumentos.
Uno de los momentos más icónicos de este proceso fue la grabación de La Gota Fría, una canción clásica del repertorio vallenato que, según Carrillo, Vives inicialmente dudaba en grabar tras escuchar la versión que ya había sido interpretada por el Binomio de Oro en días anteriores. Sin embargo, gracias a la insistencia de Carrillo, Cuadrado y otros colaboradores, Vives finalmente decidió grabarla. El éxito fue rotundo y Clásicos de la Provincia se convirtió en un fenómeno que traspasó fronteras.
La magia detrás del acordeón de Egidio
Para Carrillo, una de las mayores virtudes de Egidio Cuadrado era su capacidad para darle un sonido único al acordeón, un sonido que no se parecía a ningún otro dentro del vallenato. “Si escuchas Clásicos de la Provincia, te darás cuenta de que hay un relato musical distinto. No era solo la voz de Carlos lo que lo hacía especial, sino la forma en que Egidio tocaba el acordeón, que era diferente a todo lo que se había escuchado hasta ese momento. Su toque era tan característico que fue capaz de darle un nuevo aire al vallenato tradicional, apartado de los cuatro aires”, explica.
Egidio no solo era talentoso, sino también muy sabio al momento de tomar decisiones. Mientras otros acordeoneros buscaban figurar y competir, Cuadrado mantenía una actitud humilde y centrada en su música. “Él no competía con otros, competía consigo mismo. Siempre buscaba ser mejor, pero sin afán de ser más que nadie. Y eso lo logró, porque fue el único que pudo dar ese sonido tan característico a la provincia”, recalca Carrillo.
Un hombre noble y generoso
A nivel personal, Carrillo describe a su primo como un hombre noble y generoso, que nunca dejó que la fama lo cambiara. “Egidio era un campesino natural, una persona sencilla que brindaba cariño. Nunca se dejó seducir por el ego de la fama, y eso lo hacía aún más especial”, comenta emocionado.
Cuadrado deja un legado imborrable no solo en la música vallenata, sino también en su familia. Con tres hijos, y su compañera de vida, Fanny, el acordeonero logró mejorar la calidad de vida de toda su familia gracias al éxito que cosechó a lo largo de los años.
Su participación en proyectos tan emblemáticos como Clásicos de la Provincia y La Tierra del Olvido lo convierten en una figura fundamental para entender la evolución del vallenato y su proyección a nivel mundial. Félix Carrillo lo recuerda con cariño y gratitud, destacando que Egidio no solo dejó un legado artístico, sino también humano. “Era un hombre que ayudó mucho a su familia y a quienes lo rodeaban. Su generosidad y su amor por la música siempre estarán presentes en todos nosotros”.
Egidio Cuadrado ha partido, pero su acordeón sigue resonando en cada rincón donde su música tocó corazones. Su nombre quedará inmortalizado como el acordeonero que entendió el sueño de Carlos Vives y lo ayudó a convertirlo en realidad.
Félix Carrillo fue quien comunicó al país que Egidio el pasado viernes ingresó a UCI, y desde entonces reportó con seriedad y total veracidad a esta casa editorial toda la actualidad del músico. Paz en la tumba de Egidio Cuadrado.