El mundo entero sigue conmovido. Este martes, el Vaticano difundió las primeras imágenes del cuerpo del papa Francisco, fallecido el lunes 21 de abril a los 88 años. Su figura reposa sobre un féretro de madera cubierto con terciopelo rojo. Lleva una mitra blanca y un rosario entre las manos, todo un símbolo de la fe que lo guió hasta el último día.
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La capilla de la Casa Santa Marta, donde eligió vivir desde el inicio de su pontificado por su sencillez, fue el lugar donde sus más cercanos colaboradores y 60 cardenales presentes en Roma se acercaron a despedirlo en silencio. Allí, también, se confirmó oficialmente su muerte, a las 7:35 a. m. (12:35 a. m. hora colombiana) y se acordaron los pasos y rituales de su funeral.
A partir de las 9:00 a. m. (2:00 a. m. hora Colombia) de este miércoles, el cuerpo del papa comenzó su traslado desde la capilla privada de Santa Marta, donde fue velado hacia la imponente Basílica de San Pedro.
Desde allí, se expondrá una capilla ardiente que durará tres días para que los feligreses puedan acercarse a despedirlo.
Para llegar hasta allí, la procesión será presidida por el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, máxima autoridad interina del Vaticano tras la muerte del pontífice.
Allí, bajo el baldaquino del Altar de la Confesión, fue depositado el féretro sencillo de Francisco para celebrar una liturgia de la palabra, presidida también por el camarlengo.
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Francisco no quiso honores fastuosos. Lo dejó escrito en su testamento: que su tumba fuera sencilla, sin decoraciones, solo con su nombre: Franciscus. Por eso, después de su funeral el 26 de abril en la plaza de San Pedro, a las 10:00 a. m. (3:00 a. m. hora colombiana), su cuerpo será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, uno de los lugares que más amó y visitó en Roma.
La ceremonia será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re y contará con la presencia de líderes de todo el mundo. Pero más allá del protocolo, será el momento para que millones de fieles se despidan del papa de las causas humanas, el que nunca dejó de tender la mano a los que más lo necesitaban.
En su testamento indicó: “Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada basílica papal”.
El sepulcro, escribió el papa: “Debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus”.
¿Por qué escogió la Basílica?
Francisco, el pontífice que caminó con los pobres, que habló de paz, de ternura y de justicia, también quiso marcar diferencia con el lugar donde descansará su cuerpo, pues no será en las grutas del Vaticano como sus predecesores desde hace más de un siglo, sino en una iglesia que abrazó desde mucho antes de ser papa: la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma.
Allí, frente a la imagen de la Virgen “Salus Populi Romani”, Francisco rezó incansablemente. Antes de cada uno de sus 47 viajes apostólicos y al regresar iba en silencio a ese lugar, como un hijo que busca la bendición de su madre. Esa devoción marcó su vida… y ahora marcará también su muerte.
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“Deseo que mi último viaje terrenal termine en este antiquísimo santuario mariano, al que acudía en oración al inicio y al final de cada viaje apostólico, para encomendar confiadamente mis intenciones a la madre inmaculada y agradecerle sus dóciles y maternales cuidados”.
Y así lo dejó escrito en su testamento, redactado en 2022 y divulgado por el Vaticano el 21 de abril, pocas horas después de su fallecimiento:
“Mi vida y mi ministerio sacerdotal y episcopal los he confiado siempre a la madre de nuestro señor, María Santísima. Por tanto, pido que mis restos mortales descansen esperando el día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor”, añadiendo que es un sector en el que confluyen migrantes y personas vulnerables, lo que muestra un reflejo de lo que siempre fue: el papa de los pobres.
Quiso morir como vivió
Desde su elección en marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio se propuso devolverle a la Iglesia un rostro más cercano a la gente. “Quiero una Iglesia pobre y para los pobres”, dijo entonces. Y lo hizo con hechos: renunció al apartamento privado de los papas en el Palacio Apostólico y eligió vivir en la residencia de Santa Marta, un lugar sencillo, más próximo a los trabajadores del Vaticano.
Cambió el protocolo de los momentos posteriores a la muerte. La “primera estación”, como se le llama en el Vaticano al inicio del proceso, ya no ocurre en el Palacio Apostólico. Francisco pidió que la constatación de su fallecimiento se hiciera en una capilla privada, no en su habitación, respetando así su decisión de haber vivido en Santa Marta.
El ritual será presidido por el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell, quien hará tres golpes suaves con un martillo en la frente del papa, lo llamará por su nombre de pila (Jorge Mario), y al no recibir respuesta, pronunciará la frase: “Vere Papa mortuus est” (“Verdaderamente, el papa ha muerto”). Acto seguido, se destruirá el anillo del pescador, símbolo de su autoridad pontificia.