Compartir:

A sus 88 años falleció James Harrison, el australiano que salvó a más de 2 millones de bebés gracias a la donación continua de su sangre, que contenía un preciado anticuerpo para combatir una rara enfermedad.

Lea: Hallan una bomba de la Segunda Guerra Mundial en la estación de trenes más transitada de Europa

Harrison era conocido como el “hombre con el brazo de oro” por las donaciones de sangre que hizo durante sus casi nueve décadas de vida. De hecho, entre la mayoría de edad y hasta los 81 años acudió más de 1.170 veces a donar su plasma.

La determinación de Harrison por compartir su preciada sangre surgió a los 14 años, cuando al ser sometido a una cirugía de pulmón recibió numerosas transfusiones de plasma.

La sangre de Harrison, quien nunca falló a una cita para donar, contenía anti-D, un anticuerpo que protege a los fetos de un trastorno sanguíneo mortal llamado enfermedad hemolítica del recién nacido (EHRN).

También: SpaceX confirma que perdió a su cohete Starship poco después de su lanzamiento

El plasma donado por Harrison servía para crear vacunas contra la EHRN, un trastorno sanguíneo por el que una madre embarazada produce anticuerpos que pasan desde la placenta y llegan a los glóbulos rojos del feto, causando, en ocasiones, su muerte.

“Estaba muy orgulloso de haber salvado tantas vidas, sin ningún coste ni dolor (...) Él siempre decía que no duele y que la vida que salves podría ser la tuya”, apuntó su hija Trecey Mellowhip en el comunicado del fallecimiento, publicado el sábado.

La propia Trecey y dos bisnietos de Harrison se encuentran entre los más de 2 millones de bebés que recibieron la vacuna anti-D.

Además: Elon Musk causa polémica al proponer una jornada laboral de 120 horas semanales de trabajo

“Como beneficiaria de anti-D, él ha dejado atrás una familia que tal vez no hubiera existido sin sus valiosas donaciones (...) Le hacía feliz saber que había muchas familias como la nuestra que habían sobrevivido gracias a su generosidad”, apuntó la hija.

Por su parte, Stephen Cornelissen, director del departamento de recolección de sangre de Cruz Roja Australia, describió a Harrison como un hombre “generoso, que se comprometió a dedicar toda su vida a la donación”.

Harrison falleció de manera natural el pasado 17 de febrero mientras se encontraba en un centro de ancianos al norte de Sídney.