Compartir:

A las mujeres la sociedad les ha atribuido el cuidado del hogar. Sobre ellas recae el peso de las labores domésticas, la atención de los niños, de personas enfermas y de adultos mayores.

En diferentes etapas de sus vidas, incluso desde la niñez, han sido educadas culturalmente para cuidar a otros. Al llegar a la ancianidad esos cuidados siguen manifestándose en sus nietos y demás miembros de sus familias. En pocas palabras, ser mujer significa desdoblarse, despojarse de sí misma para dar de su ser a los demás. Lo anterior hace parte de algunas de las disertaciones que expertas de la red Hila de la Universidad Simón Bolívar conversaron en el marco de un encuentro virtual con enfoque de Género sobre Mujeres mayores en tiempos de crisis de cuidados.

Debido a la crisis por el coronavirus, desde el 20 de marzo fue decretado el aislamiento preventivo obligatorio en mayores de 70 años. Las personas mayores son quienes presentan un mayor riesgo ante esta enfermedad. Durante el confinamiento, las adultas mayores se enfrentan a situaciones como el abandono, la soledad, la depresión, la falta de ingresos y la sobrecarga en las labores domésticas, además de la precariedad de los mismos cuidados gerontológicos y de salud relacionados con el envejecimiento.

'Estamos frente a una situación de riesgo de las mujeres mayores porque los estados dicen que para protegerlas hay que dejarlas en casa. Ellas se enfrentan a la homogeneización, a la infantilización, a una forma de perder su autonomía', manifestó en el conversatorio Herminia Gonzálvez, doctora en Antropología Social y Cultural y docente de la Universidad Central de Chile.

La investigadora explica que su propuesta busca mostrar cómo las mujeres mayores han sido tratadas por las ciencias sociales y por el feminismo en particular dando a conocer cuáles han sido los temas de interés asociados a las mujeres que envejecen, y también cuáles han sido las áreas de silencio.

'Es importante referirse a la preocupación por la organización social de los cuidados en la vejez, es decir, cuándo los cuidados se visibilizan más en relación al estudio del envejecimiento. Además hablar sobre qué se entiende por cuidado y cómo se expresa esta organización social de los cuidados, abordar la crisis sanitaria, económica y de cuidados que estamos viviendo, y que están desajustando nuestras formas de vida y poniendo en evidencia la centralidad de los cuidados y la importancia de las mujeres mayores en esta gestión de los cuidados', dijo.

La VI Jornada de innovación investigativa de la red se inició el 4 de marzo con una semana de conferencias por Facebook Live moderadas por la docente María Nohemí González.

En el encuentro participaron las expertas Anna Freixas Farré, doctora en Psicología con líneas de investigación relacionadas con género y envejecimiento; Elisa Dulcey Ruiz, psicóloga magíster en Educación con investigaciones en desarrollo del envejecimiento desde la perspectiva del transcurso de la vida; y Margarita Cardeño San Miguel, psicóloga con líneas de investigación en psicogeriatría clínica.

'Es necesario incorporar las voces de las mujeres mayores como actores políticos que tienen mucho que aportar respecto de poder enunciar, desde sus propias voces, cuáles son sus problemáticas en sus vidas cotidianas, en su día a día. Ahora, la vejez se ha convertido en un foco, en tanto, hay que protegerla. Si bien es cierto que hay que proteger a quienes se encuentran en una situación de mayor fragilidad, el envejecimiento de la población viene demandando mayor atención desde antes de la pandemia, pero ahora, esto es mucho más evidente', dijo Gonzálvez.

Por su parte, Freixas Farré dijo que 'las viejas no queremos que nos quieran tanto. Queremos libertad, dinero, independencia, tiempo, espacio para mostrar nuestra capacidad de agencia'.

Asegura que las sociedades no pueden continuar homogeneizando a las mujeres mayores, pues no se les puede encasillar como abuelas, cocineras, esposas y heterosexuales.

'No podemos aceptar que se nos defina. Debemos introducir un cambio en el modelo de viejas, no nos define un modelo en relación a los hombres. No somos abuelitas ni personas que no tienen nombre'.