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En la prehistoria, cuando el ser humano se enfrentó a la crudeza del frío sobre su piel desnuda tuvo la necesidad de cubrirse. Los hombres primitivos empezaron a usar las pieles de los animales que cazaban para crear rudimentarias piezas de vestir que acomodaban de manera ingeniosa alrededor de su cuerpo. Fue allí cuando surgieron los primeros vestigios de ropa, vestidos y faldas que eran usados por igual sin importar el género del individuo.

Las primeras civilizaciones encontraron en túnicas y faldas elaboradas sus vestuarios por excelencia y los escoceses usaban su tradicional Kilt o falda a cuadros como prenda diaria y representativa. Sin embargo, al presentarse la creación del pantalón y designarse en el siglo XIX como una pieza meramente masculina, la falda y se empezó a considerar una prenda representativa de las mujeres y su feminidad.

Así lo explica Emilia Velázquez, directora del programa de Diseño de Modas y decana encargada de la facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Autónoma del Caribe, quien manifestó que es sumamente importante aprender el rol de esta prenda en la historia y ser conscientes de que a pesar que en la antigüedad se consideraba de uso universal, y que no tuvo un origen femenino, hoy en día su valor cultural ha cambiado y cada estilo de ella representa una manifestación específica de la moda.

'La moda es cíclica, solo quien conoce su historia podrá rescatar los detalles de cada época y apropiarlos en su estilo', manifestó.

La diseñadora Lucy Barragán aseguró que 'hoy en día casi todas las mujeres tienen por lo menos una falda en su guardarropa. Algunas largas, otras cortas, estampadas o unicolor, según la tendencia, la estación o simplemente por comodidad y gusto'. Agregó que actualmente 'el uso de la falda está más marcado en una elección propia en la que el portador le imprime su esencia sin que se le obligue a seguir estándares o códigos'.

Sin embargo, para llegar al punto de ser considerada una expresión cultural, la falda tuvo que pasar por varias etapas en la historia que de una forma u otra marcaron la forma en que hoy es concebida.

Bricette Salcedo, una joven barranquillera estudiante de Diseño de Modas, considera la falda como su prenda predilecta y cree que esta le brinda la posibilidad de sentirse cómoda consigo misma.

'Muchas personas creen que la falda imposibilita el movimiento o genera incomodidad para sentarse. Yo en cambio la considero una prenda que me brinda libertad, no importa si son cortas, largas, justas u holgadas, me encanta usarlas', expresó Salcedo.

En ese sentido la docente Velázquez aseguró que la falda ayuda a acentuar el rol femenino en la sociedad y que es en realidad un 'símbolo de poder que no tiene nada que envidiarle al pantalón'.

'La gente siempre ha visto el uso del pantalón como parte del empoderamiento femenino, pero no han notado que las faldas pueden tener prácticamente el mismo efecto'.

La evolución de la falda a través de la historia

Cambios en su largo, anchura y expresión son algunas de las características marcadas en las distintas épocas de la historia. El siglo XX, según los expertos consultados, fue el que más variaciones presentó y dejó con él manifestaciones de moda que hoy siguen siendo ejemplo para los diseñadores, como las imperdibles minifaldas.