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Unos shorts de jean fueron el señuelo perfecto para que la joven barranquillera Natalia Bustos se dejara cautivar por la compra de artículos de segunda o prendas de época o vintage, término inglés que hace referencia a los objetos o accesorios que pertenecen a un tiempo determinado.

Cuando apenas era una adolescente de 17 años de edad, ingresó a Etsy, una plataforma estadounidense de mercado en línea, conocida por comercializar artículos únicos de moda de época provenientes de diseñadores y coleccionistas independientes. 'Allí, me llamó la atención unos shorts de segunda mano, que anteriormente habían sido un modelo clásico y anticuado de jean, pero alguien se encargó de modificarlos y de convertirlos en la moderna y juvenil pieza que decidí comprar aquel día por un bajo costo'.

A partir de esa experiencia, Bustos cayó en cuenta de que 'hay mucha ropa que se desperdicia, porque uno no siempre quiere usar las mismas prendas y pagar altos precios por ropa nueva. Ya llevo 5 años comprando este tipo de ropa y soy consciente de que es un proyecto muy interesante con fines ecológicos'.

Como Natalia, la cantante bogotana Andrea Echeverri, miembro de la agrupación Aterciopelados, le ha apostado, de igual manera, a manejar una estética donde la vestimenta usada y accesorios coloridos y llamativos son protagonistas. Gracias a ello, la artista, varias veces ganadora de premios Grammy, además de sus melodías de roqueras, ha logrado proyectar su estilo romántico, bohemio y retro en los distintos escenarios musicales del mundo.

El panorama ambiental

De acuerdo al informe ‘El tratamiento de textiles y sus repercusiones ambientales’ de la ONG Greenpeace, la mayor parte de la huella medioambiental de los textiles se lleva a cabo durante su producción, puesto que en este proceso se expulsa una cantidad de aditivos químicos necesarios para la creación de telas acabadas.

Por lo general, estas sustancias se convierten en aguas residuales tóxicas que suelen contaminar diversas vías fluviales.

De igual modo, el sector textil tiene un impacto considerable en el aprovechamiento de los recursos naturales. Según el grupo mexicano Kaltex, en un foro de sustentabilidad de Walmart en 2013, para la elaboración de un pantalón en denim, es necesario el uso de 10.850 litros de agua, la cantidad que necesita una persona para sobrevivir en 6 meses.

En Colombia, un estudio del Ideam del 2012 estableció que el país emite 77.784.000 toneladas de dióxido carbono, siendo el sector de energía el responsable del 44% de esta contaminación. Dentro de este porcentaje, la industria manufacturera es responsable del 12,2% de emisiones en el ámbito energético.

Nuevas propuestas

La unión de cuatro jóvenes estudiantes de Diseño Gráfico apasionados por la moda, la individualidad y la conservación del medio ambiente dio como fruto la creación de una empresa orientada a recuperar prendas con el propósito de transformarlas mediante detalles personalizados. 'Shifters nace pensando en una cadena de producción que tuviera como pilar la sustentabilidad. El objetivo de la marca es mostrarle a la sociedad que un producto ecológico no es aburrido y que puede llegar a ser algo completamente novedoso y bello', manifiesta la barranquillera Clara Mejía, una de las propietarias.

Camisas, blusas, pantalones, chaquetas, faldas, vestidos, shorts y accesorios son los artículos que ofrece esta empresa. 'Para crear nuestras colecciones, partimos de un concepto. Luego, adquirimos las prendas con proveedores de segunda mano y las modificamos. Estas, por lo general, fueron creadas en los años 90 y principios del 2000. Como cada pieza es única, le damos a cada una su nombre de acuerdo a su estilo y las mostramos en una sala de exposición o showroom', agrega Mejía.

Luego de descubrir un armario lleno de piezas nuevas de los años noventa, la samaria Caroline Díaz-Granados empezó a recolectar prendas del clóset de su abuela, mamá y de diversos allegados para construir su empresa Retropicália. 'No todos entienden este estilo, primordialmente aquí en la Costa Caribe, pero entre más comunidad hagamos los artistas y diseñadores, y entre más mostremos una nueva sensibilidad en la moda, más ayudaremos al planeta tierra', afirma Díaz-Granados.

Por su parte, la manizalita Ana María Cardona, creadora de la marca True Love and Poems, orientada a intervenir prendas de segunda mano, considera que cuando se la da una segunda oportunidad a un artículo, se recicla. 'En la medida en que se empieza a consumir de otra forma las grandes marcas, y los grandes sistemas de producción masiva, se tienen que ir desequilibrando. Así, se promueve un cambio de consumo porque estos grandes emporios suelen fabricar en zonas donde hay leyes más laxas con respecto al trabajo y se atacan las fuentes hídricas de poblaciones muy pobres', añade Cardona.

Para Ana María, la moda es un reflejo de la personalidad, el estilo y la esencia de una persona, por lo que desde el momento en que se apoya un producto, se acepta igualmente su proceso de elaboración y afirma 'con el tiempo, los jóvenes podremos crear una mejor conciencia ambiental, porque de nosotros depende mostrar lo que hay más allá de vestirse'.

Caroline Barrera, estudiante de Artes Escénicas de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, y propietaria de la marca La Feria de lo Absurdo, señala que en Barranquilla se está empezando a promover empresas en ventas de garaje, un concepto que ha fortalecido la reutilización de la ropa. 'Este es un avance muy grande en pro del medio ambiente, porque mientras la ropa no esté dañada ni averiada otra persona la puede usar y comprar perfectamente'.

Las proyecciones de esta moda

De acuerdo con Clara Mejía, la moda sostenible es algo que va más allá de lo momentáneo y de las tendencias. 'Para mí, es el futuro del vestir. Para ello, propongo incorporar el bienestar del medio ambiente en nuestro estilo y nuestra vestimenta'.