El empresario italiano Luciano Benetton, fundador del grupo textil italiano que lleva su apellido, cumple hoy 80 años y lo hace retirado como presidente pero todavía vinculado a la empresa que llenó la moda de color como 'consejero no ejecutivo'.
Nacido el 13 de mayo de 1935 en Ponzano, un pequeño pueblo de la provincia de Treviso, de antigua tradición textil, Benetton quería haber estudiado medicina, pero tuvo que abandonar la escuela y ponerse a trabajar con nueve años tras la muerte de su padre.
Para ayudar a su madre y a sus tres hermanos, el pequeño Luciano consiguió trabajo como dependiente en una tienda de tejidos y confección y propuso a su hermana trabajar juntos: ella tejería jerséis y él los vendería.
Son los orígenes humildes de quien se convirtió en una figura del capitalismo italiano, fundador de 'Fratelli Benetton' (Hermanos Benetton, en español) en 1965, que diez años después de su nacimiento era ya casi una multinacional con nueve fábricas en el mundo y hoy tiene más de 5.000 tiendas.
Una expansión que no frenó y que dio dos grandes saltos en 1990, cuando extendió su imperio en la capital rusa, y 1993, cuando inauguró la primera de las ocho tiendas que tenía previstas en Cuba, que para él significa un apoyo a la apertura de la isla.
Fue durante estos años cuando llegó la colaboración con su polémico fotógrafo publicitario Oliviero Toscani, artífice de fotos que levantaron escándalo y fueron censuradas, como un cura y una monja besándose o a una familia que acompaña a un moribundo de Sida.
En febrero de 1993, él mismo apareció desnudo y con sus manos cubriendo sus partes más íntimas, en periódicos y revistas internacionales, para el anuncio de una nueva campaña publicitaria benéfica de recogida de ropa usada y destinada al Tercer Mundo.
El secreto del éxito es, según la empresa, 'la innovación en las tiendas, una red productiva y un trabajo comercial únicos, una comunicación universal y un fenomenal debate cultural en la moda, todo ello dominado por el color'.
Consciente de la necesidad de diversificar en sus negocios, el empresario creó una línea de baño completa, un perfume fabricado por Hermés y un holding financiero llamado Edizione para prestar servicios a sus socios y otras entidades, además de patrocinador de una escudería de coches de Fórmula 1.
Es también uno de los mayores terratenientes en Argentina junto con su hermano Carlo, con quien tiene unas 900.000 hectáreas de tierras, en su mayoría en la Patagonia (sur) y dedicadas a la producción lanar para su imperio textil, criticadas por las comunidades indígenas.
Alejado de las polémicas aunque todavía con presencia en actos públicos -el último de ellos el mes pasado en una feria de vinos en Verona-, Luciano Benetto dejó la presidencia del grupo textil en manos de su hijo Alessandro en 2012 y vive en villa Minelli, una mansión italiana del siglo XVII restaurada.