Los hipopótamos llegaron a Colombia a principios de los 80 como parte de las excentricidades que ostentaba Pablo Escobar en su hacienda Nápoles.
De un macho y tres hembras hay un poco más de 80 individuos habitando lagos, ríos y pequeños afluentes de la cuenca del Magdalena.
Científicos y autoridades ambientales sustentan que este animal es considerado el invasor más grande que existe. Su naturaleza es extremadamente territorial y su ataque a los humanos puede ser letal.
Aunque hoy la mayoría de la población del mamífero se encuentra en el Magdalena Medio, su llegada a la región Caribe no es lejana. Se habla de un posible avistamiento hacia al norte, específicamente en la depresión momposina, en Bolívar, a 370 kilómetros de la mítica hacienda Nápoles.
Ese es el cálculo que hace un estudio publicado por un equipo de científicos colombianos en la revista Biological Conservation.
'Hay reportes, aunque no confirmados, de presencia de hipopótamos por los lados de Magangué y en la ciénaga de Zapatosa, ubicada entre los municipios de Chimichagua, Curumaní, Tamalameque (Cesar) y El Banco (Magdalena)', dijo a EL HERALDO Jorge Moreno, paleontólogo de vertebrados y participante del estudio.
La expansión del mamífero hacia la zona del Caribe es una alta probabilidad que manejan los especialistas, argumentando las condiciones favorables que han encontrado en el río Magdalena para continuar aumentando su población.
'No tienen depredadores y tienen recursos como agua y alimentos para mantenerse en buenas condiciones. Bajo estas circunstancias, la población crece aceleradamente y su nivel de supervivencia es mayor', expuso Moreno.
Y es que los hipopótamos reposan mucho tiempo en el agua, una situación que preocupa a los científicos ante la evidencia de alteración que pueden sufrir los ecosistemas y que al mismo tiempo pone en riesgo la supervivencia de especies endémicas y otras en riesgo.
'Del chigüiro, por ejemplo, no sabemos sobre su estado de conservación, este animal vive a orillas del agua y podrían los hipopótamos estar matándolos. En el caso de una de las tortugas del Caribe como la carranchina, en estado de amenaza, puede sufrir afectación de su ecosistema', explicó.
Lo mismo puede estar ocurriendo con otras especies que habitan en el Magdalena como el manatí, que ya se encuentra en peligro de extinción.