Este 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra en medio de un particular panorama mundial que deja ver dos caras. Por un lado, un aparente 'respiro' del medioambiente a causa del aislamiento social por la pandemia de la COVID-19; y por el otro, un planeta que advierte la necesidad de un cambio en las políticas de desarrollo global.
A propósito de esta fecha, la investigadora Yani Aranguren Díaz, bióloga e integrante del Grupo Bio-Organizaciones de la Universidad Simón Bolívar, analizó la situación medioambiental actual, en el marco de esta pandemia sanitaria que guarda una estrecha relación con la salud del ecosistema, tal como lo ha reconocido la ONU.
Numerosos estudios (entre ellos uno del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático) han alertado que aproximadamente en el año 2030 podría ocurrir una catástrofe ambiental en el planeta. Por esto, Aranguren enfatiza en la necesidad de generar cambios para evitarla.
La investigadora sostiene que hay señales claras como las altas temperaturas de la tierra, las mayores de las que se tiene registro en la historia; el derretimiento de los hielos polares, la extinción masiva de especies, los incendios de grandes ecosistemas, y el surgimiento del SARS-CoV2, que asegura son síntomas evidentes de la actual crisis ambiental.
Los ecosistemas están conformados por una diversidad de plantas, animales, hongos y microorganismos, entre los que hay una diversidad de patógenos, sus vectores y hospederos; que se mantienen en equilibrio dentro del sistema. Todos ellos aportan numerosos servicios ecosistémicos como el agua, el oxígeno, los alimentos, entre muchos otros, que son fundamentales para la vida humana.
Yani Aranguren explicó que cuando se destruye un ecosistema se altera la producción de esos servicios, y se rompe el equilibrio de las interacciones entre las especies, lo que ocasiona migración y colonización de nuevos ambientes como las ciudades.
'Asimismo, cuando se extraen animales silvestres y se llevan a esos ambientes antrópicos, ya sea para comerlos, usar sus pieles, hacer remedios caseros, tenerlos como mascotas, etc., se alteran los ecosistemas naturales y se modifican las fuerzas que regulan la evolución y desarrollo de patógenos de animales, que al estar en contacto con el hombre, eventualmente, podrían convertirse en enfermedades zoonóticas como el COVID-19', sostuvo Aranguren, quien además es coordinadora del grupo Micro-Ecológico del programa de Microbiología e integrante del Comité Ambiental de Unisimón.
De acuerdo con el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses. De estas enfermedades, el 75% provienen de los animales, lo que comprueba la relación entre la salud humana, animal y ambiental.
Un 'respiro' en medio de la pandemia
El confinamiento ocasionado por la pandemia actual ha mostrado cómo las acciones del hombre alteran el medioambiente. Entre los puntos positivos de esta situación, Aranguren menciona la evidente mejora de la calidad del aire en grandes ciudades, debido a la disminución de la emisión de gases contaminantes.
Así mismo –dice– el avistamiento de animales silvestres incluso en centros poblados, carreteras y playas, nos enseña cómo la polución, el ruido y la presencia del hombre han alterado los hábitat y la migración de estas especies.
'La naturaleza ha dado un aparente respiro. Sin embargo, al retomar a las actividades cotidianas tras el confinamiento, los niveles de polución volverán y el hombre ocupará de nuevo los espacios parcialmente recuperados por la naturaleza'.
La también PhD en Genética y Mejoramiento de Plantas asegura que es necesario tomar conciencia de la importancia del medioambiente en la disponibilidad de recursos vitales como el agua, el control del clima e incluso el control de enfermedades. Adicionalmente es fundamental que se refuercen las políticas ambientales en el mundo entero, especialmente en Colombia que es el segundo país con mayor biodiversidad del planeta.
El Día Internacional de la Madre Tierra es, según la ONU, una oportunidad para promover un cambio hacia una economía más sostenible y la armonía con la naturaleza y la Tierra.