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Corales que se creían muertos por efecto del cambio climático se han recuperado, descubrieron científicos por casualidad, un destello de esperanza para los arrecifes amenazados por el calentamiento global.

El hallazgo, divulgado el miércoles por la revista Science Advances, fue relizado por Diego K. Kersting de la Universidad Freie de Berlín y la Universidad de Barcelona durante expediciones de buceo en el Mediterráneo, frente a las costas de España.

Kersting y Cristina Linares, coautora del estudio, vienen desarrollando desde 2002 un control a largo plazo de 243 colonias del amenazado coral Cladocora caespitosa, responsable de formar arrecifes.

En artículos anteriores, los autores describieron muertes masivas de esa especie atribuidas al calentamiento global.

'En determinado momento, vimos pólipos vivos en estas colonias, que creíamos estaban completamente muertas', dijo Kersting a la AFP, lo que para ellos fue una 'gran sorpresa'.

El coral se compone de entre cientos y miles de pequeñas criaturas llamadas pólipos que secretan un exoesqueleto duro de carbonato de calcio y se adhieren al fondo del océano.

Las olas de calor matan a estos animales, tal como si los estuvieran cocinando vivos o al provocar la eyección de las algas en su interior que les proveen de alimento y con las que conviven en simbiosis, causando el blanqueamiento del coral.  

Un cuarto de los corales de las Islas Columbretes en España se perdió tras una ola de calor extrema en 2003.

 El tiempo se acaba

Los investigadores encontraron que en 38% de las colonias afectadas los pólipos habían desarrollado una estrategia de supervivencia, achicando sus dimensiones, abandonado en parte sus esqueletos originales y desarrollando un nuevo esqueleto.

Así lograron recolonizar gradualmente por germinación áreas que estaban muertas.

Para asegurarse que los pólipos eran efectivamente los mismos organismos que se habían dado por muertos en vez de nuevos corales generados por reproducción, los investigadores utilizaron un sistema informático para confirmar que los viejos esqueletos estaban unidos a las nuevas estructuras.

Procesos como este eran conocidos en registros fósiles, pero nunca se habían observado en colonias de corales actuales.

Kersting dijo que el descubrimiento deja abierta la posibilidad de que en otras colonias alrededor del mundo, como la moribunda Gran Barrera de Coral en Australia, se puedan estar desarrollando estrategias de supervivencia similares, pero se precisa mayor investigación para sostener esa afirmación.

También significa que se abre una pequeña ventana para salvar de la extinción a los arrecifes, ecosistemas vitales para cientos de especies de peces y plantas.

'Seguro, es una buena noticia', dice Kersting, pero se apura a subrayar que la acción humana es necesaria para salvar a los corales. 'En realidad necesitan de nuestra ayuda. Necesitamos parar el cambio climático'.