Madrid inauguró este viernes un ambicioso dispositivo de restricción del tráfico rodado, con el que quiere reducir en un 40% las emisiones de gases en su casco histórico, un giro que fue recibido con opiniones encontradas entre sus habitantes.
El dispositivo 'Madrid Central' engloba todo el casco histórico de la capital española, 472 hectáreas. El objetivo es 'reducir la contaminación, el ruido y mejorar el espacio público', según el ayuntamiento de izquierda dirigido por Manuela Carmena, que destaca la abundante oferta de transporte público (70 líneas de autobús, 6 de metro) y anima al uso de la bicicleta.
Madrid sigue así la senda de otras ciudades de Europa, donde capitales como Londres, Estocolmo o Milán optaron por imponer peajes para acceder a su centro histórico.
En la capital española, la zona acotada está señalizada con una línea roja y un símbolo distintivo en la calzada, así como con carteles.
El virtud del dispositivo, sólo podrán acceder y circular por el centro los residentes empadronados (quienes podrán dar 20 autorizaciones mensuales a allegados no residentes), camionetas de mercancías, taxis, autobuses, vehículos escolares y fuerzas de seguridad y emergencias.
Los vehículos eléctricos e híbridos de no residentes podrán igualmente circular y estacionar, y el resto tendrán derecho a acceder al centro pero sólo para aparcar en un garaje privado o un aparcamiento público.
En su primera fase, hasta final de año, no habrá multas, y los agentes de policía local se limitarán a informar a los conductores, tal como podía observarse este viernes en la plaza Cibeles, por ejemplo. En enero y febrero se notificarán las infracciones sin poner multas, y a partir de marzo, la sanción para los infractores será de 90 euros.
El ayuntamiento puso en marcha este inédito dispositivo a instancias de la Comisión Europea, para mejorar la calidad del aire. Y es que el problema es recurrente en Madrid, donde se ha bautizado como 'boina' la capa negruzca de contaminación que los días despejados cubre la ciudad.
Sin embargo, no todo son felicitaciones, especialmente entre los comerciantes.
'Están discriminando por el nivel de renta', dijo a la AFP Fernando Ahumada, dueño de un céntrico estanco desde hace tres décadas.
'Si eres rico, no tienes problema. Te compras un coche eléctrico y te mueves, pero si eres un tío pobre, con tu coche, te mueres. Que esto lo haga un ayuntamiento de izquierdas es acojonante', añade este hombre, que dice temer por los ingresos de su negocio y sostiene que la izquierda gobernante en Madrid tiene 'un problema ideológico' con los coches.
En el barrio de Las Letras, el comerciante Juan Ramírez apoya sin embargo la medida, y no cree que vaya a 'afectar demasiado' a su tienda de decoración y accesorios personales, ya que en esta zona específica rigen restricciones a la circulación desde 2005.
'Yo creo que es algo necesario, porque vas por ahí y sólo hay coches, y el aire es una porquería. Que vaya la gente en bici', añade este comerciante, que dice usar el coche sólo cuando tiene que traer mercancía a su local.
El ayuntamiento madrileño ha contratado de aquí a marzo a agentes de a pie encargados de informar al público en puntos clave.
'Hoy es el primer día. Hay gente a la que no le gusta la idea, a algunos no les interesa y no quieren la información, y a otros sí que les interesa y son muy amables. Hay un poco de todo', comentó a AFP uno de esos empleados, Ismael Jiménez.