Compartir:

¿Influye en los perros el comportamiento de los humanos con los que convive? o ¿la agresividad de algunas de nuestras mascotas caninas está directamente relacionada con su raza? Estos son algunos de los interrogantes que surgen alrededor de este tipo de conductas en los animales de compañía.

Michel Cardona Madariaga, médico veterinario y gerente de desarrollo y aprendizaje en Gabrica, explica que la agresividad es una conducta normal de los perros, 'lo que ocurre es que a medida que los vamos domesticando y entrenando atenuamos ese comportamiento'. A su vez, el experto señala que 'es normal que ellos también tengan mal genio o se sientan felices y lo quieran manifestar, así como los humanos, el problema se presenta cuando el comportamiento considerado como normal se torna patológico'.

Cardona Madariaga expone que la agresividad tiene varios componentes como la biología y la genética, 'pero el más importante es el entorno en el cual se desenvuelve el animal'. Además, enfatiza en que al referirse a razas agresivas 'más bien se debe hablar de individuos que se comportan de esa manera'.

'Es posible que haya cierto rasgo genético que los perros puedan heredar de la madre, pero si hay un buen entorno donde hay amor, cariño, paciencia y límites establecidos, entonces ese perro que pudiera tener una tendencia agresiva no la va a desarrollar'.

El manejo prenatal de una manera adecuada es una de las medidas que muchos expertos consideran que ayuda a evitar el desarrollo del comportamiento agresivo. El médico veterinario indica que si durante su embarazo a la hembra canina se le acaricia, se le alimenta bien y se le brinda cariño es probable que su camada sea mucho más tranquila que la de una madre que haya sido víctima de crueldad animal, maltrato físico o psicológico o ha pasado hambre.

Por otra parte, el especialista indica que así como en la psicología humana, en la animal también se habla de la socialización. En los canes este es un periodo en el que se les somete a una gran variedad de estímulos que ayudarán a moldear su conducta o su temperamento cuando sea mayor. Esto se da entre las semanas 3 y 16 después de haber nacido. Sin embargo, explica que esto no significa que un perro adulto no aprenda, de hecho 'sí lo hace, pero le toma más tiempo'.

Agresividad por juego. Michel Cardona Madariaga manifiesta que otro de los componentes de la agresividad que se puede presentar en los perros es aquella que se deriva del tipo de juegos que se tienen con ellos.

Así mismo, señala que los perros aprenden de una manera generalista, lo cual significa que una vez se les acepta un tipo determinado de conducta ellos entienden que está bien hecho. 'Si juego brusco y dejo que me muerda las manos, el animal va a aprender que eso es permitido'.

La recomendación al jugar, señala, es que siempre se tenga en una mano un juguete para que si va a morder lo haga a ese elemento en vez de la mano del humano. En caso de que ataque se debe acabar el juego.

'A muchos les parece lindo jugar brusco con los cachorros porque como respuesta ellos muerden, gruñen y ladran, pero cuando crecen y pesan 10 o 20 kilos esas mismas reacciones se convierten en un problema. Hay que tener muy presente que esa conducta que está haciendo el perro es la que aprendió'.

Por otro lado, también existen las agresividades por recursos y por territorio. La primera se manifiesta cuando el perro cuida mucho su comida o sus juguetes de tal manera que nadie puede acercarse.

'Si desde muy pequeño le enseñamos a ser muy protector de sus pertenencias, puede desarrollar agresividad de tal manera que le puede gruñir o morder a la persona o a otro perro que se le acerque'.

Sobre la segunda, el veterinario expone que 'los perros son animales de territorio y si les permitimos creer que su espacio no es solo la casa, sino también el parque o el carro, por ejemplo, tendremos problemas de agresividad cuando salgan a dar un paseo'. De igual manera, enfatiza en que el aprendizaje del lenguaje canino es muy importante durante el periodo de socialización mencionado anteriormente, puesto que es posible que mientras estén dando un paseo hagan movimientos o den señales a otros perros que se puedan interpretar como una agresión y eso conlleve a que se presenten ataques entre ellos.

Empezar en casa

El veterinario Cardona indica que una manera en la que podemos facilitarles el proceso de socialización a nuestros compañeros caninos es propiciando que sus primeros paseos, luego de estar debidamente vacunados, sean con perros conocidos y tranquilos para que sus experiencias iniciales sean agradables.

Por otro lado, recomienda el entrenamiento básico compuesto por los tres comandos, 'siéntese', 'quédese quieto' y 'deme la pata' que debe indicarle su amo.

'Cuando el perro tiene una conducta inapropiada, como gruñirle a otro perro, uno no debe halarle el collar sino decirle 'quieto' o 'sentado', y el animal va a preferir hacerle caso al humano porque cree que le va a dar un premio', señala. 'Si desafortunadamente el perro desarrollara una conducta agresiva, al tener entrenamiento básico, el tratamiento y la terapia conductual serían más fáciles de manejar'.

¿Castración?

El veterinario recomienda castrar al perro en los primeros 8 o 9 meses de vida para que su temperamento se pueda modificar, dado que si este procedimiento se le realiza en la adultez 'su agresividad ya estaría en el cerebro', por lo tanto es aprendida.

En hembras agresivas, por su parte, no recomienda la esterilización porque esto podría empeorar su conducta agresiva.

Tratamiento

Para prevenir comportamientos agresivos en nuestros perros hay que considerar que tengan un marco estable de vida, entrenamiento básico y manejo cariñoso, pero firme. Lo anterior, acompañado de no permitirle hacer conductas que de adulto son inapropiadas.

Expertos indican que siempre hay que consultar con un veterinario en caso de presentarse este tipo de actuaciones porque las mordidas de animales a humanos son un asunto de salud pública, debido a que usualmente los perros atacan a niños o ancianos.

En caso de detectar hábitos agresivos, el experto explica que se puede empezar a tratar al animal con métodos sencillos como terapias no farmacológicas, por ejemplo, con esencias florales de Bach, productos nutracéuticos que tienen efectos terapéuticos y que son hechos a base del calostro de las vacas, y las feromonas como las de apaciguamiento canino, al igual que el entrenamiento básico previamente mencionado.

A su vez, el especialista hace énfasis en evitar el castigo físico porque 'pueden ocurrir dos cosas, que los perros desarrollen miedo hacia el humano que los agrede o que empeore la conducta agresiva del animal'. Si las medidas anteriormente expuestas no funcionan, se debe llevar al perro a un etiólogo, que es quien se encarga de diagnosticar y tratar la agresividad canina.