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2.8 hectáreas de un tupido bosque seco en el área urbana de Santa Marta se han convertido desde hace dos décadas en el santuario de miles de animales moribundos que pudieron conseguir otra oportunidad para vivir.

Allí, un grupo de personas, con entrega, dedicación y profesionalismo, atienden y recuperan a especies que son capturadas para su comercialización, abandonadas a su suerte o que por diferentes razones están por fuera de su hábitat.

El resguardo es el Centro de Valoración y Atención de Fauna Silvestre, CAVFS, creado hace 22 años por la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, y establecido en el barrio Santa Ana, en el suroriente de la ciudad.

La razón de construirlo en este sitio fue que en el POT de ese entonces (hace 22 años), el corredor desde la Universidad del Magdalena hasta la Quinta de San Pedro Alejandrino (en cuya área está ubicado) era un remanente de bosque seco dentro de la ciudad y estaba planeado como el espacio para el Jardín Botánico.

Hoy en día, del bosque solo sobreviven pequeños fragmentos, tanto en la Universidad como en la Quinta y en el Centro de Fauna. El resto ha sido urbanizado, por lo que Corpamag tiene planeado trasladarlo a las afueras de la ciudad.

El CAVFS inició con la construcción de unas cuantas jaulas y con la adecuación de la clínica para comenzar a dar asistencia a los animales que llegaban fruto de las entregas por parte de la comunidad, y en muchos casos como producto de accidentes vehiculares, o animales que, por diferentes razones, se encontraban heridos.