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El profesor Francisco José de la Hoz Rodríguez, de origen español, llegó a Santa Marta con muchos proyectos para sus alumnos de la Universidad del Magdalena, sin embargo, el destino lo truncó todo y terminó en las calles samarias, pernoctando en cualquier esquina, vendiendo caramelos y cigarrillos.

Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, llegó a esta capital a mediados de septiembre del año 2018.

Fue un viaje exclusivo, pues ya le habían asegurado que sería contratado en la Alma Mater del Magdalena. Su contacto había sido el docente Cristian Rodríguez.

'Tomamos un café muy a gusto y hablamos del proyecto. Seguidamente me instalé en una residencia del Centro Histórico', comentó.

Dictaba clases de Introducción al Derecho y Técnica de Investigación Socio Jurídica.

Al cabo de tres meses el contrato llegó a su fin y pensó que se lo renovarían en el 2019, pero no fue así.

'Me quedé sin recursos y tuve que vender cigarrillos, caramelos, mecheros, pero también asesoraba a estudiantes en trabajos académicos', anotó.

Aunque hizo propuestas para trabajar en la facultad de derecho de la Universidad Cooperativa de Colombia, UCC y en la Sergio Arboleda, las cosas no se dieron.

Fue un año 2019 de muchos problemas y vicisitudes en los que el profesor Francisco supo en realidad quienes eran sus amigos y quienes los que se aprovecharon de su inteligencia.

El 2020 lo recibió con optimismo, pero su sueño de trabajar en una universidad se veía más lejos. Se dijo que su situación no era producto de drogas, sino de tipo sicológico o mental.

El ex docente logró ubicarse en un lote cercano a la Universidad Sergio Arboleda, sede Troncal del Caribe. Una amiga suya, Valeria Alcocer y varios de sus ex alumnos hicieron una campaña para ayudarlo.

En un albergue

El caso fue conocido por la Alcaldía Distrital que inició a través de la Secretaría de Promoción Social las acciones encaminadas a sacarlo del 'hueco' en el que se encontraba.

El equipo se la Secretaría procedió a su ubicación para brindarle las atenciones necesarias.

Sin embargo, el ciudadano se negó a aprovechar la ayuda por lo cual, el equipo de esta de esta dependencia distrital, liderado por el Andrés Correa, acudió a la intermediación de conocidos y amigos, quienes lograron que finalmente aceptara ingresar voluntariamente a uno de los albergues temporales dispuestos por la Alcaldía para atender a las personas en situación de calle, en el marco de la pandemia de la COVID-19.

'Llevábamos varios días haciéndole seguimiento, y en una articulación con unos amigos del ciudadano, logramos que aceptara entrar', dijo el funcionario.

Hoy cuenta con la estadía, la alimentación y los servicios de atención psicosocial. Se arregló físicamente, se rasuró la barba y se vistió con ropa nueva.

De la Hoz Rodríguez pasó de las calles, a recibir atención médica, psicológica y nutricional, en los albergues humanitarios que se encuentran a disposición de las personas en condición de vulnerabilidad.

Hoy dice que quiere volver a su país, 'aunque quisiera volver a trabajar aquí'.

La última vez que Francisco hablo con un familiar suyo fue hace poco con un cuñado... 'pero no en muy buen tono', señaló.