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Al médico Luis Antonio Sierra Antequera, de nada le ha valido que su esposa, sus hijos y hasta sus hermanas, le insistan que renuncie del hospital San José de Puebloviejo, Magdalena, el cual dice llevar 'en el corazón' puesto que fue allí en donde hizo el año rural.

Reconoce que trabajar en medio de la precariedad física y logística del centro asistencial le preocupa y que quizás por eso es que su familia lo aconseja. Sin embargo, como si fuera el primer día de trabajo sale a cumplir con su misión.

'Soy médico y tengo que enfrentarme a lo que viene; sé que hay un contagio muy alto de coronavirus, pero yo nací para el servicio, además tengo a Dios', anotó.

Vive en Ciénaga y en estos momentos trabaja en turno de secuencia o de corrido en el hospital de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. Apenas llega se viste con su traje de bioseguridad, gafas al vacío, careta personal, y vestido escafandra. Sabe que el día le puede traer sorpresas y ruega porque los pacientes que lleguen sean los de la simple urgencia y no los sintomáticos de la COVID 19.

'Por esta ola de la pandemia estamos limitados a atender las verdaderas urgencias y al paciente asintomático, pero lo importante es que tenemos los insumos. Al principio trastabillábamos un poco con los elementos de protección, pero estamos completos y eso nos tranquiliza', indicó.

En un turno atiende un promedio de 20 pacientes con problemas gástricos, dolor abdominal, migraña y síntomas no asociados a la COVID 19. Los asintomáticos del virus por lo general llegan con problemas articulares. 'El problema está en la idiosincrasia, pues la gente llega sintomática, pero no se quieren hacer la prueba, por temor', anotó.

Al término de su jornada, Sierra se baña en el mismo hospital, retira su material de protección, se desinfecta y viaja hacia su casa en Ciénaga. Al llegar realiza el mismo protocolo.

El gerente (e ) Yedith Escorcia manifestó que 'se requiere mucha inversión, hay hacinamiento y por lo menos habilitar el servicio de hospitalización'. Cuenta con una carga laboral de 135 empleados, de los cuales 20 son de nómina y 115 por Orden de Prestación de Servicios (OPS).

El hospital tiene 11 camas, una ambulancia fluvial, que no opera porque no hay disponibilidad ni humana, ni financiera para moverla, y dos terrestres, de las cuales solo funciona una 'y a medias'.