El rebosamiento de los manjoles en algunas calles del barrio Pescaíto, al norte de Santa Marta, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para sus habitantes.
La comunidad pide a gritos la intervención de las autoridades en el Distrito para no tener que desayunar, almorzar y cenar, con los nauseabundos olores de las aguas putrefactas estancadas en frente de sus viviendas.
Rafaela Brito, una de las residentes de la carrera 11 entre calles 5ta y 6ta, manifestó que esta situación la tiene preocupada.
Cuenta que la placa de concreto dañada en la vía ha permitido que se cree un estanque de aguas de alcantarilla.
'Esto tiene más de cinco meses, eso nos ha provocado dolor de barriga, vómito y de todo', contó la ama de casa, quien a diario debe usar tapabocas para evitar enfermedades respiratorias.
Indicó que en la zona hay niños y están expuestos al contagio de cualquier tipo de virosis.
'También se puede caer la casa porque el líquido está socavando y cuando llueve se devuelve', manifestó.
Adalberto Yánez Silvera, de 73 años, residente de toda la vida en la zona, cree que la falta de voluntad de los dirigentes políticos ha provocado la crítica situación.
'Esas tuberías tienen más de 80 años y no han invertido en nuevas. Cada ver que llueve esto se pone peor', comentó Yánez, quien han mandado varias cartas a la empresa Essmar, pero, asegura, no ha recibido solución a la problemática.
Delia Manjarrés comentó que la situación es cada día peor con el paso de los días, porque en algunas ocasiones les ha tocado ir a otros barrios para usar el baño, porque los de las casas están tapados.
'El tubo es pequeño y cuando se tapa podemos durar entre dos y tres días así', dijo.