Para Yuliana Sanguino, su hijo Alberto Cardona (Albertico), de 7 años, desparecido hace 12 meses en Tigrera, jurisdicción de Minca, (Santa Marta), no está muerto y aferrada a la voluntad de Dios, no pierde la fe de que en cualquier momento aparezca 'para abrazarlo y llenarlo de besos'.
Mientras para muchos este 20 de septiembre es un día más, para ella es recordar la fecha en que el tiempo se detuvo.
Los ojos se le humedecen y la voz se entrecorta. 'Ha sido duro, muy duro, no dejo un instante de pensarlo', anotó.
Son muchas las preguntas que se hace, pero muy especialmente tres: '¿Dónde está?, ¿Qué estará haciendo?, ¿Quién lo tiene?
Interrogantes que hace un año está a la espera de respuestas, esas de las que asegura 'pronto llegarán'.
'Siempre las aguardaré hasta el último segundo de mi vida', precisó.
Solidaridad
Yuliana agradece la solidaridad que ha recibido de todos y especialmente de la gente de Tigrera y Minca, que se unieron a su dolor, perseverando durante varios meses en la búsqueda por el río y entre la espesa vegetación del entorno.
También a las autoridades, civiles, militares, de policía y organismos de socorro.
Sin embargo, considera que el silencio que hoy existe le hace pensar que la investigación se paró.
'Solo me dicen que no saben nada del niño', asegura.
Manifiesta que Albertico, donde quiera que esté, debe sentir que está protegido y que hay una familia que lo ama.
A quienes lo tienen, les pide que se conduelan y se lo devuelvan.
El caso
'Albertico' desapareció el 20 de septiembre del 2018, en Tigrera, un caserío cercano al corregimiento de Minca y a 20 minutos de Santa Marta.
En compañía de su papá, Alberto Cardona Tapia, salió a la escuela a buscar las notas de estudio. La cita la cumplieron. Las horas pasaron y padre e hijo no volvieron a casa.
La búsqueda se inició luego que una líder comunal alertara al pueblo y denunciara ante los medios de comunicación la desaparición.
La Policía, la Defensa Civil, el Ejército y voluntarios civiles, emprendieron la búsqueda por el río Minca y en su ribera.
Dos días después, en un paraje, cerca al afluente, fue hallado el cadáver del padre, con un impacto de bala en su cabeza.
¿Y el niño?, era la pregunta que todos se hacían.
Las tareas de búsqueda se acentuaron con caninos, pero todo esfuerzo resultaba infructuoso.
Un año después, todo sigue igual, pues de Albertico no se sabe nada y el dolor de ausencia de Yuliana es mayor.
'Lo pienso día y noche', dijo cabizbaja.