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Luego de haber viajado miles de millas náuticas durante cinco meses por el Océano Atlántico, un grupo de franceses restituyó ayer un valioso tesoro que le fue arrebatado a las etnias indígenas de la Sierra Nevada hace más de 500 años cuando los españoles y otras culturas extranjeras hurtaron las riquezas de Colombia en medio de la conquista.

El tesoro, que por herencia pertenecía a los koguis, está formado por 17 piezas de oro, entre ellas una corona, varios platos y algunas joyas, que durante varias décadas estuvo en manos de la baronesa Dora Jansen, quien en un gesto de paz y reconciliación decidió devolverlo.

El embajador de Francia en Colombia, Jean Marc Laforet, informó que las maravillosas piezas orfebres estuvieron por más de 50 años en Bruselas, Bélgica, bajo la custodia de esta baronesa que adelantó negociaciones durante dos años con el Ministerio de Cultura para hacer posible su retorno a manos aborígenes.

La asociación francesa Tchendukua, que desde hace tres décadas apoya a los indígenas kogui de Colombia, fue la encargada de regresar el tesoro ancestral.

Se indicó que la baronesa Jansen no quiso donar el tesoro al Museo del Oro de Bogotá, argumentando que para los kogui el oro no es solo un metal precioso, sino el reflejo del sol, que por su presencia equilibra las fuerzas de la naturaleza y protege a los hombres.

Las 17 piezas hacen parte de una importante colección de arte precolombino que la septuagenaria aristócrata no donó al Estado belga y que conservó con el fin de devolverlas a los descendientes de sus autores.

Los chamanes de esa comunidad indígena fueron quienes custodiaron esos objetos de gran valor espiritual y simbólico de su comunidad.