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En medio del dolor de sus familiares y amigos fueron sepultados en Santa Marta y Barranquilla, tres de los 33 angelitos que perecieron calcinados en la buseta que el pasado 18 de mayo se accidentó en Fundación, Magdalena.

Luz Celia Ibarra Ortiz, de 7 años, y Danna Paola Daza Sierra, de 10, fueron sepultadas en Santa Marta, en el cementerio Jardines de Paz, mientras que en Barranquilla le dieron cristiana sepultura a Keiver Erazo, de 8 años, oriundo de Planeta Rica, Córdoba.

El primer sepelio en realizarse fue el de la pequeña Luz Celia Ibarra, hija de Manuel Ibarra, líder espiritual detenido por contratar el bus en el que se registró la tragedia, y de Josefa Ortiz, quien asistió a la despedida de su niña pese a su convalecencia al resultar afectada en el mismo suceso.

'Esto ha sido terrible para nosotros, se destruyó nuestro hogar porque mi hija está muerta y mi esposo preso', relató Josefa Ortiz, quien se encuentra aún interna en el Hospital Fernando Troconis de Santa Marta, debido a las quemaduras que sufrió cuando ayudaba a algunos pequeños a salir del bus. La mujer recibió un permiso especial para salir del centro asistencial y asistir al entierro de su hija.

Además agregó que 'pese a todo lo que estamos viviendo, me reconforta el apoyo que he recibido de mis compañeros de trabajo de San Ángel, mi familia y todos lo magdalenenses'.

Luego de esto, los restos mortales de Luz Celia fueron dejados en su última morada. Poco después, al mismo cementerio llegó el cadáver de Danna Daza, hija del militar Óscar Daza y de Lenny Sierra.

Durante el acto religioso en su honor, sus dolientes protagonizaron dolorosas escenas. 'Señor, devuélveme a mi niña, Danna te amo', dijo su mamá, Lenny, entre llanto.

En el momento que el cuerpo sin vida de la menor quedaba en su tumba, una familiar leyó una nota donde expresaba su sentir ante su repentina partida. '…Siempre te vamos a extrañar y no te olvidaremos', fueron algunas de las palabras de la nota.

Unas palomas blancas fueron lanzadas al aire por un miembro de la Policía Metropolitana de Santa Marta en honor de las víctimas de la tragedia que enluta a Fundación y a toda Colombia.

Mientras tanto, en Barranquilla, a las dos de la tarde fue sepultado en el cementerio La Paz, vía a Puerto Colombia, Keiver Erazo. A la ceremonia asistieron militares y agentes de la Policía, quienes le hicieron una calle de honor.

Keiver cursaba tercero de primaria. Era oriundo de Planeta Rica y desde hace dos años vivía en Fundación para estar más cerca de su padre, un soldado profesional que trabaja en Valledupar.

Keiver era hijo de Everney Erazo y Rosa Durango, quienes todavía no terminan de explicarle a sus dos hermanitos por qué no estará más con ellos.

Sus familiares lo recuerdan como un niño alegre, cariñoso y juguetón.

Su mamá escribió en la bóveda la siguiente frase: 'Keiver, te amo por siempre'.

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