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Era el año 2009 cuando Juan Carlos Viloria Doria tomó la decisión de irse de Venezuela. Un sentimiento de pesadumbre le embarbaga por abandonar su tierra natal, pero al tiempo, la consciencia del presente evidenciaba señales de que el futuro sería desalentador. Entonces, una mañana, supo que el momento de partir había llegado. “Vi la oportunidad cuando terminé el bachillerato, sentí que dentro de mi país había perdido la libertad”, recuerda.