En dos años de pandemia, agonizantes y sombríos, muchos barranquilleros pasaron un mar y un río de necesidades. Miles y miles de personas se fueron a casa, algunos despedidos de sus trabajos, otros por orden de sus superiores y, otros más, por decisión propia de mantener 'seguro' su entorno.
En medio de ese confinamiento, el diálogo y la comunicación afianzaron las relaciones del hogar en muchos casos, pero en otros el encierro trajo estados emocionales para la familia como el miedo y la ansiedad.
Hoy, cuando el panorama empieza a aclararse, al menos eso muestran las autoridades en salud del país, se dejan ver esos héroes y líderes anónimos que en todo ese tiempo apoyaron a su comunidad desde diferentes frentes, como la salud, educación, convivencia y cultura ciudadana.
Precisamente, cuando se conmemoran 209 años de la ciudad 'procera e inmortal', EL HERALDO hace visibles a estas personas que, sin ningún tipo de interés, ayudaron a salir adelante a sus vecinos, mostrando lo que verdaderamente es el barranquillero: una persona solidaria, generosa, capaz y resiliente.
Si bien falta mucho por hacer, sin duda hay que destacar la labor de las autoridades que, según los barranquilleros, han sabido manejar el timón para no perder el rumbo.
Por otro lado, los actos cívicos, deportivos y culturales vuelven este año a desarrollarse de manera masiva y presencial (ver heráldica), lo que sin duda representa un aspecto positivo y refleja un resultado de todo lo que se ha venido haciendo para salir de la crisis.