'Cada escultura, busto y placa es la narrativa invaluable de un sentir, de la memoria de la arenosa' entre las que hacen parte 'el cóndor de Obregón y las glorias de Rentería', reza un párrafo del prólogo que escribió María del Pilar Rodríguez en el libro Inventario y valoración del patrimonio mueble en espacio público de Barranquilla.
El texto lo trae a colación el restaurador Salim Osta Lefranc para referirse al hecho sucedido el pasado lunes en la calle 56 entre carreras 50 y 47 donde varios individuos derribaron la estatua de Cristóbal Colón.
Lefranc es el más reciente restaurador de la escultura que posee características que solo iguala una pieza que está en Buenos Aires. Casi convencido dice que bajo las condiciones actuales, la de Barranquilla será muy difícil de recuperar.
'Hay que evaluar el estado en que quedó el cuerpo, los deterioros que sufrió al ser vandalizado. Es importante encontrar la cabeza, que es una de las partes formales más importantes de una escultura, donde generalmente el escultor centra toda su maestría y conocimiento para el manejo de las proporciones y formas', señala el especialista en restauración arquitectónica.
En 1892 la imagen en mármol de Colón fue donada por la colonia italiana a la ciudad, con el fin de conmemorar los 400 años del descubrimiento de América. Fue por años considerado el símbolo de Italia en Barranquilla.
'Estoy indignado y triste. Es un monumento que nos representa como colonia', expresa el arquitecto y miembro de la colonia italiana, Giancarlo Mazzanti.
A su vez, Mazzanti dijo que independiente de quien sea el personaje se debió tener en cuenta el valor artístico que representa la obra. 'Fue destruida desde la ignorancia, desconociendo su valor como obra de arte. La embajada italiana está al tanto y miraremos cómo podemos ayudar para reconstruirla', agrega el arquitecto.