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Intranquilos y enfermos. Así dicen sentirse los residentes de las carreras 53 y 54 con calles 75 y 76, en Alto Prado, por la contaminación sonora que emiten los establecimientos de comercio de la zona.

Según los vecinos del barrio, el caso que más les molesta es el de un establecimiento que fue inaugurado hace pocas semanas, porque realiza constantes eventos musicales con alto volumen, lo que perturba la tranquilidad de los vecinos, sobre todo, en medio de la pandemia.

Una de las afectadas contó a EL HERALDO que esta problemática se viene presentando desde hace varios años en ese sector residencial, puesto que se han ido acentuando establecimientos comerciales en los cuales se expende licor y generan mucho ruido.

La afectada señaló que durante la cuarentena se había controlado esta situación, pero tras la reactivación económica se instaló un nuevo establecimiento en carrera 54 con calle 75 que no los deja dormir.

'El conjunto Arawak, Mokana, El Embajador, El Cisne y Altamira, estamos alrededor del bendito patio rumbero destapado. Uno necesita exigir su derecho, hace un mes más o menos que inauguraron. Hay bulla y música en vivo los viernes, sábados, domingos, miércoles y jueves hasta altas horas de la noche. Todo se escucha clarito; eso nos enferma, no podemos dormir tranquilos', contó Rosanna Lignarolo Martínez, residente del sector.

La mujer manifestó que ha pedido 'muy respetuosamente' a los dueños del lugar que los eventos se hagan con moderación y respetando a la comunidad que reside alrededor.

Por su parte, Diana Gómez, representante del consejo del edificio Arawak, cerca al establecimiento, contó que desde hace varios años vienen realizando diferentes acciones para terminar con la problemática de estos sitios alrededor de los conjuntos residenciales, ya que, según manifestó, esto genera problemas de salud a la comunidad, que en su mayoría es adulta mayor y no tienen 'paz y tranquilidad' en las noches.

'Tenemos varios años de estar en la problemática. Hemos tenido 3 abogados, hemos interpuesto tutela de salud. Es desgastante que hemos estado haciendo de todo y no hay acciones. Ahora con la pandemia les tocó a la fuerza no funcionar, pero como hay nuevas normas para que funcionen creo que están abusando. El 80% de los vecinos son adultos mayores', expresó Diana, quien reside con su progenitora de 96 años de edad y dijo que está afectada por el ruido que producen los establecimientos nocturnos.

Los habitantes también se quejan por el ruido que produce la planta eléctrica que fue instalada en la entrada del establecimiento y que no solo genera ruido, sino que además emana 'fuerte olor' y humo.

'No me cabe en la cabeza que alguien llegue a montar algo y no mira que hay alrededor. Pueden montar su negocio pero con el respeto a una comunidad que vive aquí alrededor. A mí me daría vergüenza, quitarle el sueño a la gente', sostuvo Lignarolo, quien hizo un llamado a las autoridades.