A la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) le sonará la flauta. Literalmente. A las 2:00 de la tarde, cuando un nuevo cliente haya terminado de colocar bonos de deuda pública por $650 mil millones, los comisionistas no escucharán las vibraciones de la tradicional campana de cierre bursátil, sino el pito atravesao de una flauta de millo.
Lo que ocurre es que no es un cliente cualquiera: es la ciudad de Barranquilla, que después de 12 años de sanear y consolidar sus finanzas públicas, producto, además, de la confianza que fue construyendo durante ese período, llega a la Bolsa.
Es la primera ciudad de Colombia, después de Bogotá, en ir al mercado bursátil.
Barranquilla lo que busca es conseguir recursos frescos para mejorar el perfil de su deuda, con más plazos y menos intereses, y así liberar recursos que le permitan financiar sus proyectos de desarrollo.
A la postre es eso: tener más plata para invertir. Pero con una diferencia de fondo: las condiciones de ese préstamo ya no serán impuestas por los bancos, sino por las condiciones de mercado.
A la Bolsa no llega normalmente cualquier emisor . Y mucho menos si es una entidad territorial. Para lograr que la acepten es preciso que muestre solidez financiera y respaldo como institución. En una palabra: confianza.
Eso era lo que menos tenía Barranquilla hace 12 años.
La ciudad contaba con un presupuesto de escasamente $600 mil millones anuales, que por lo general estaban embargados o en pleito judicial. Nadie en la ciudad creía en el servicio público. La ineficiencia y la corrupción campeaba. Barranquilla estaba en bancarrota.
Antecedentes
Con la primera administración de Alejandro Char, el Distrito empezó un proceso de transformación que arrancó con el saneamiento financiero y saldó deudas históricas con sectores sociales tradicionalmente marginados.
En la administración de Elsa Noguera la ciudad salió de la Ley 550, conocida como Ley de Quiebras, y pudo apostar por grandes procesos como la canalización de arroyos y la recuperación de parques.
En el segundo mandato de Char, Barranquilla era otra: con inversiones privadas por más de USD6 mil millones que aseguraban la confianza de inversores y empresarios, y un presupuesto que se acercaba a los $4 billones, las revistas internacionales la consideraban como la nueva economía emergente de América Latina.
La emisión
Todo estaba dado para dar el siguiente el paso. Y el alcalde Jaime Pumarejo lo dio, con el aval del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, el Consejo Distrital de Política Económica y Fiscal (CODFIS) y la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC).
La calificación AAA que le dio al promediar el 2019 la evaluadora Fitch Ratings, potenció la operación.
'Esta emisión de bonos es un voto de confianza con la ciudad, cuyo propósito es reducir el gasto de endeudamiento y de esa manera invertir más en la gente y en el desarrollo económico, seguir haciendo obras de inversión social, promover la generación de empleo y el mejoramiento de la calidad de vida de los barranquilleros', dijo Pumarejo.
Por su parte el secretario distrital de Hacienda, Gustavo Rocha Parra, resaltó 'la fortaleza de una ciudad que ha trabajado muy duro en los últimos años para demostrar constancia, transparencia y eficiencia en sus procesos, lo que resulta en un manejo fiscal adecuado para obtener el respaldo de los entes especializados, las calificadoras de riesgo y el público inversionista'.
La subasta
La operación, a cargo del grupo Itaú Colombia, se inicia a las 8 de la mañana, bajo la modalidad subasta holandesa al mejor esfuerzo. Durante todo el día los inversionistas estarán haciendo sus propuestas para las series de bonos de 5, 10 y 20 años de plazo, pero sin conocer las tasas de interés máximas determinadas por el Distrito. Se escogerá entre las mejores opciones cuando todas se hayan presentado.
Eso debe ocurrir, a más tardar, a las 2 de la tarde. Entonces el país sabrá qué tan exitosa fue, vale decir, qué montos y en qué condiciones fueron comprados los bonos.
En ese momento sonará la flauta de millo de Joaquín Pérez Arzuza, tutor de las casas distritales de cultura, ganador de más de 20 festivales nacionales y de tres congos de oro como mejor interprete de la flauta de millo.
Será la primera vez que un sonido distinto reemplace la campana bursátil. Es que también es histórico que la ciudad ande tan campante en el mercado nacional de valores.