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Los relatos de las personas que han sufrido los embates de la COVID-19 estremecen, asustan y desnudan detalles de lo frágiles que somos los humanos y los muchísimos temores que tenemos cuando una enfermedad mortal toca la puerta. Padecer el nuevo coronavirus, según lo explicado por diferentes contagiados, es hacer parte de un juego largo y traicionero, en el cual un día el cuerpo muestra signos de mejoría y de haber vencido la resistencia del virus, pero que en realidad solo es una errónea sensación de estar recuperado que envía rápidamente al traste la esperanza de mejorar con la aparición de complejos corrientazos por todo el cuerpo, pérdida de olfato y gusto, dolores de cabeza severos, fiebre y diarrea.

Y, cuando la enfermedad empieza a hacer mella en el cuerpo, aparecen los pensamientos más negativos. Cuentan los afectados por este mortal virus que la sensación de quedarse sin aire y de ser incapaz de decir una oración sin problemas hace que sea casi inevitable pensar en la muerte, una reflexión que los hace interiorizar espiritual o religiosamente para encontrar la suficiente fuerza y seguir aferrándose a la vida.

'Uno cree que a uno no le va a pasar nada hasta que la enfermedad llega. Uno se asusta mucho, más cuando ve que algún familiar o conocido se muere y ahí todo es más complicado. Uno llora de la desesperación por no poder mejorar y sentir hasta asco de uno mismo por poner en peligro la vida de las personas más cercanas a uno', dijo Laura*, una persona que superó el virus.

Pero –además del miedo lógico a la enfermedad– hay otras razones por las cuales los contagiados viven dramas que dificultan mucho más su situación: rechazo, estigmatización y discriminación.

'Yo me acuerdo que lloraba todas las noches de lo mal que me sentía. No podía ni respirar, pero me sentía peor porque nadie podía estar conmigo, los vecinos me miraban raro y hablaban desde que me hicieron la prueba', cuenta una persona que superó la enfermedad.

A continuación, EL HERALDO cuenta las historias de tres personas que han sido afectadas por el coronavirus, pero han logrado recuperarse.