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'Hasta que la COVID no te toca a ti o un familiar, no lo tomas en serio', esa fue la primera frase que inició diciendo la mujer que por su seguridad pidió no revelar su identidad, una médica de un centro asistencial de Barranquilla que reside en Soledad y fue víctima de la pandemia del coronavirus.

Pero, con su frase no se refirió a ella o a su familia, que por su trabajo desde los inicios de la pandemia tuvieron el cuidado que ella asegura como necesario y hasta exagerado para prevenir un contagio, sino a sus vecinos del sector donde vive que aun cuando murmuran acerca de su situación y su enfermedad no acatan todavía la medida de cuarentena y aislamiento obligatorio dentro de sus casas.

La médica llegaba todos los días a las polvorientas calles de su barrio con el miedo de entrar a casa después de trabajar y exponer a sus seres queridos, sin embargo: 'veía niños jugando fútbol en medio de la calle, la gente en las esquinas charlando, sentada en las terrazas, como si nada pasara y sin cumplir con la cuarentena' relató la mujer.

'Yo llegaba a mi casa y hacia todo un protocolo de higiene porque había estado en un centro médico trabajando y debía cuidarme y cuidar a mi familia, los concienticé con vídeos de lo que sucedía en otros países y desde el principio nos cuidamos al máximo' añadió la paciente.

No obstante, los cuidados como médico, las medidas preventivas acatadas por la joven junto a su familia no fueron suficientes para librarse del mortal virus, 'En mi lugar de trabajo atendí 4 o 5 casos sospechosos de Coronavirus y aun así me sentía a salvo, el 22 de marzo comencé a toser pero como una o dos veces al día y pensé que se debía a mi alergia al tapabocas'. Ella asegura que todavía no logra descifrar el momento en el que se contagió de COVID-19 y solo unos días después empezó la batalla por la vida.

El 26 de marzo la tos se hizo más fuerte e incontrolable 'estaba sentada en un silla y no podía respirar, no estaba haciendo más nada que estar sentada, por lo que al día siguiente, 27 de marzo, fui a revisarme'.

En la radiografía sus pulmones se veían muy comprometidos, pese a ser joven y no tener ninguna complicación de salud. El día 28 una ambulancia llegó por ella hasta su residencia por ser considerada oficialmente como paciente sospechosa de COVID-19, el 29 fue trasladada a una clínica donde iniciaría su proceso con diagnóstico de neumonía por Coronavirus.

'En la clínica empezó lo difícil, estuve aislada durante ocho días, era muy duro verme ahí en ese cuarto sola, escasamente veía a las enfermeras que me medicaban y mi mamá me marcaba 7 o 8 veces al día por vídeo llamada', llamadas para las que tenía que fingir que estaba bien cuando en realidad se ahogaba e incluso inventaba estar en el baño cuando no contestaba.

Después de la primera prueba la médico fue sometida a una segunda prueba de la que no fue consiente 'me dijeron que era una prueba para el panel viral, pero el día anterior ya me lo habían hecho'. Los días pasaban y su madre seguía llamando muerta de miedo por la salud de su hija única, en cambio su papá decidió cambiar su realidad y hablarle a diario de otros temas para sobrellevar el dolor.

Las mejoras fueron apareciendo, para los siguientes días la mujer se sentía mucho mejor, y fue dada de alta el 4 de abril cuando sus exámenes de control salieron normales y ya no necesitaba el oxígeno para respirar.

Llegar a casa fue incluso peor, 'cuando llegué en la ambulancia mis papás y mi tía estaban en la puerta de la casa, todos con los brazos abiertos y yo tuve que pasar de largo y solo decir: Hola, querían abrazarme y abrazarlos y no pude'. La mujer relata con la voz entrecortada como vio en los ojos de su madre un profundo dolor envuelto en lágrimas por lo que sucedía.

A su casa llegaron para tomarle una tercera prueba de Coronavirus, pero las dos primeras que le habían realizado aún no llegaban a su poder, 'me contacto la Secretaria de Salud Departamental y me tomaron otra prueba, mientras yo seguía en mi cuarto sin salir, mi mamá abría la puerta solo para pasarme comida en platos desechables y yo le daba las gracias y ya, sabiendo que quería hablar más y que le dijera como me sentía'.

El 6 de abril supo de los resultados que arrojó la primera prueba que le realizaron cuando se encontraba hospitalizada 'la prueba me salió negativa pero yo fui tratada como paciente con neumonía por Coronavirus y mis síntomas eran todos los de COVID-19, le conté a mis colegas que me llamaban por teléfono para saber cómo seguía y me advirtieron de no creerle a ese resultado, porque yo clínicamente estaba enferma de Coronavirus, me sentí confundida'.

Dos días después, el 8 de abril, el segundo resultado de la prueba llegó y salió positiva, entonces comprobó que estuvo enferma de COVID-19 mientras padeció en la clínica, su consuelo en ese momento fue que se sentía mejor físicamente 'El resultado positivo afectó mucho a mi familia en especial a mi mamá, ella se derrumbó, mi papá es hipertenso y ella tiene problemas pulmonares, era tanta la preocupación que mi tía me decía por teléfono que se levantaba a las 2:00am y mi mamá seguía despierta sin poder dormir'.

La enfermedad no solo cae sobre el paciente que la posee sino sobre todo su entorno, y hasta el 12 de abril los días fueron grises en casa de la médico, ese día llegaron los resultados de la tercera prueba la cual dio negativo, es decir, se había curado tras la hospitalización del COVID-19, había finalmente ganado la batalla.

'Di gracias a Dios porque sé que me recuperé, aún falta hacerme una última prueba para comprobar que estoy sana, pero mi familia también ha resultado negativo. Los protocolos en casa continúan, nadie sale y nadie entra, no dejamos de lavarnos las manos seguidamente y eso último es tan sencillo pero puede salvarte la vida', dijo la joven.

Su Fe, fue su mejor remedio

'En todo momento estuve orando así me ahogara y nunca le pedí a Dios por los resultados, le pedí que fuera su voluntad, agradecía por mi enfermedad y alabe por padecer'.

La Fe fue sin duda un gran arma para batallar, ella asegura que Dios le demostró con todo esto su inmenso amor 'pude morir como los médicos que ya han muerto, cuando supe del primer médico muerto en Bogotá pensé que también hubiese podido ser yo, pero Dios me ha ayudado a salir de esto, y hoy soy una voz de aliento para los demás'.

Posiblemente este no sea el final de la historia, pues la médico no sabe si a ciencia cierta si ahora es mucho más vulnerable a un nuevo contagio o se hizo inmune, pero aseguró seguir hacia adelante como si solo se tratara de un mal sueño.

'Lo que más deseo es ir de nuevo a trabajar aunque allá me haya infectado eso es lo que más amo hacer, apenas me hagan la última prueba y se confirme que estoy bien, volveré a trabajar y me seguiré cuidando pero viviendo para servir'.