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La capital del Atlántico recibe cada año a miles de visitantes que se ven atraídos por el Carnaval de Barranquilla. Se trata de una festividad que representa unos valores inmateriales, tal como lo declaró la Unesco en 2003, entre los que se destacan cuatro que son claves: danzas, música, expresiones artísticas y los disfraces. 

Así lo explicó Jairo Solano, profesor de la Universidad Simón Bolívar, doctor en Historia de América y Ciencias de la Educación, e investigador emérito de Colciencias. Solano, además, es coautor del libro ‘Carnaval de Barranquilla, Patrimonio musical y danzario del Caribe colombiano’ junto con el gestor cultural Rafael Bassi Labarrera. 

El investigador resalta que esta es una festividad social, cultural, histórica y económica que goza de gran reconocimiento a nivel mundial como Obra Maestra del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (Unesco) y como Patrimonio Cultural de la Nación, a través de la Ley 706 del 26 de noviembre de 2001, del Congreso de la República.

Precisamente para exaltar esos valores, Jairo Solano hizo un análisis de lo que consideró son cuatro de los valores intangibles más importantes del Carnaval de Barranquilla. 

Danzas

El congo, garabato, son de negro, mapalé y cumbiambas son expresiones que acompañan el trabajo cotidiano de los pescadores del río. En esta festividad de ciudad, todas las colonias que tiene relación con el río y son procedentes de pueblos hermanos y que coindicen en algo muy preciado para todos: el baile.

'Es la unión de las expresiones espirituales, artísticas y estéticas de toda la costa Caribe y del exterior, porque sabemos que Barranquilla es receptora de otras culturas internacionales. Todos, de alguna manera, expresan su creatividad a través de la danza, que no solamente está en las calles, sino en clubes sociales, donde hay comparsas y música internacional'. 

Música

Tiene que ver con las expresiones dominantes en el Caribe, que no solo es el nuestro: los ritmos de las sabanas de Córdoba, Sucre y Bolívar, como porro y fandango, a través de bandas pelayeras. Estas agrupaciones acompañan, por ejemplo, a las marimondas, iconos de esta festividad; y a las cumbiambas, con tambores y flautas de millo o gaita. 

La música también está ligada a los salones burreros, que después se convirtieron en casetas y salones de baile, con orquestas nacionales e internacionales reconocidas. Aquí se unen y rivalizan, además, en un tradicional evento como lo es el Festival de Orquestas.

Afirma que no se concibe un Carnaval de Barranquilla sin música, como sí puede ocurrir en Europa con otras fiestas similares que están más asociadas a las artes escénicas. 

Expresiones artísticas

Las expresiones artísticas son las que están ligadas a esa idea de que el Carnaval es una especie de teatro colectivo. Entre ellas se destacan personas que tienen ocupaciones distintas en su vida cotidiana y que en esta festividad hacen comedias o crítica sobre actualidad. 

Acostumbran a participar con crítica social, no solo a través de disfraces, sino, por ejemplo, de una tradición como las letanías. 

Disfraces

Los disfraces también representan una expresión colectiva o individual que ya se ha ganado un espacio en el Carnaval. Hay unos típicos como la Loca, Shakira, Chávez, los Magníficos, y las Farc; y otros que van a apareciendo según la actualidad política o social de la región Caribe y del país.

También hay disfraces muy representativos del Carnaval, entre los que están las marimondas, el congo, garabato y Joselito; así como los animales de la selva, que son alusivos a lo que eran los tótems de los grupos raciales. 

'Hay municipios como Galapa o Soledad que son claves para esta fiesta porque suministra muchos disfraces de animales propios de una tradición que se ha mantenido vigente por muchos años y que lo seguirá haciendo'. 

El investigador Solano hace énfasis en que pese a que se hizo una identificación de estos valores del Carnaval por separado, todos ellos guardan una relación estrecha. 

Para mantener esta tradición viva, considera que las nuevas generaciones son fundamentales, por lo que les enseñan sobre este gran evento en sus colegios y familias. 

'El Carnaval es innato, el barranquillero lo lleva en la sangre, es una tradición muy arraigada. Y sin duda que la educación tiene un papel importante para preservarlo', concluyó Jairo Solano.