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Ollas, sartenes, tapas, calderos, instrumentos musicales y hasta los teléfonos celulares sirvieron para que estudiantes, organizaciones sindicales y civiles se congregan la tarde-noche de ayer en inmediaciones de la Plaza de la Paz de Barranquilla, para protagonizar un cacerolazo que se extendió por más de tres horas.

Los asistentes a la concentración, en su mayoría estudiantes de universidades públicas y privadas, marcharon desde las instalaciones de Bellas Artes hasta llegar a la Plaza de la Paz, en la calle 53, entre carrera 45 y 46.

Los manifestantes lanzaron consignas a favor de la población estudiantil y de los trabajadores, así como también arengas con las que le exigían al Gobierno del presidente Iván Duque 'escuchar al pueblo'.

'Salimos a la calle a unirnos en esta gran protesta nacional para decirle al Gobierno que los estudiantes y la población joven de este país quiere echar raíces acá. Queremos ejercer a futuro nuestra profesión. Queremos materializar nuestros sueños', dijo Kimberly Peña, estudiante que asistió a la concentración arropada con la bandera de Colombia.

La marcha llegó a su destino final poco antes de las 6 de tarde. Allí el grupo de manifestantes se tomó las escalinatas de la Catedral, la calle 53 y la intersección con la carrera 46.

Los manifestantes allí concentrados bailaron al ritmo de las cacerolas, cantaron el Himno Nacional, al tiempo que eran vigilados por el helicóptero de la Policía Metropolitana de Barranquilla y un piquete en tierra de los agentes de la institución.

Varios de los estudiantes que encabezaron la manifestación se atrevieron a decir que a la concentración asistieron 'más de 1.500 personas' contabilizando la población civil.