En Colombia la física es la forma más prevalente de violencia, seguida de la sexual y la psicológica. Así lo estableció la Encuesta de Violencia contra Niños, Niñas y Adolescentes (EVCNNA) realizada por primera vez en el país y que busca medir la prevalencia y las circunstancias alrededor de la violencia en personas de 18 a 24 años —quienes reportan hechos durante la infancia y adolescencia—.
'Visitamos más de 26 mil hogares y recolectamos 5.218 encuestas', explica Sandra Girón, directora de Epidemiología y Demografía del Ministerio de Salud.
'Encontramos que cuatro de cada 10 jóvenes nos dijo que había sufrido de algún tipo de violencia cuando era niño o adolescente. Pero cuando abrimos ese espectro, identificamos que 3 de cada diez había tenido una situación de violencia física desde la correa hasta el haber sido sacudido o empujado', señala.
Cuando abordaron la violencia psicológica encontraron que lo reportan dos de cada diez, alguien le dijo que no servía para nada, que era un problema, que le había dañado su vida, que su vida era más sencilla antes de haberlo tenido y una serie de expresiones que afectan.
Los datos de esta encuesta, cuya financiación fue apoyada por la Agencia de Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) y la fundación Together for Girls, muestran que el porcentaje de jóvenes que sufrió violencia antes de los 18 años fue de 40,8% en mujeres y 42,1% en hombres.
'Pudimos identificar unos diferenciales por sexo importantes: los hombres tienden a ser violentados principalmente de forma física, podemos tener un arraigo cultural, estereotipos de género. Mientras que las mujeres son principalmente violentadas desde el punto de vista psicológico y sexual en comparación a los hombres'.
En las mujeres quién más ejerció violencia física fue su compañero sentimental. 'Esto es una cadena casi de transmisión, si fui testigo o sujeto de violencia tiendo a tener parejas y permitir este tipo de comportamiento, a normalizarlos'.
Existen además comportamientos de riesgo como el consumo problemático de alcohol, 'refirieron haber tomado licor en forma problemática, pero además haberse metido en líos, peleas físicas, el 54% de los casos. Además, más del 50% reportó haber sido testigo de violencia en su casa o en la comunidad donde vive'.
'Es un fenómeno global', dice Girón. 'Se han puesto en marcha una serie de estrategias que se sabe funcionan: cambio de normas sociales, de creencias, mejoramiento en manejo de frustración. Cuando se llega al castigo físico es porque no se tenían las diferentes habilidades para la educación del menor, por ejemplo'.