Las autoridades del Atlántico deben realizar esfuerzos relevantes para mejorar la calidad de las playas del departamento, mediante programas que mejoren la eficiencia de las plantas de tratamiento y el control de las aguas residuales ilegales en los sectores turísticos urbanizados.
Con esa recomendación concluye el estudio ‘Calidad microbiológica del agua y fuentes de contaminación a lo largo del departamento del Atlántico’, liderado por Hernando Sánchez Moreno, Hernando Bolívar Anillo, Zamira Soto Varela, Yani Aranguren Díaz y Camila Pichón González, investigadores del Grupo Bio-Organizaciones de la Universidad Simón Bolívar.
El análisis científico encuentra pertinencia en la privilegiada ubicación geográfica de la costa Caribe y el riesgo que representa la contaminación de los balnearios, a propósito de la conmemoración este sábado del Día Mundial de los Océanos, y para el turismo, una de las actividades económicas más importantes para Colombia: en 2016 ingresaron 3,3 millones de extranjeros que dejaron USD 4,7 millones.
Diversos estudios han evidenciado que una de las principales causas de contaminación del agua de las playas en Latinoamérica y el Caribe, es la descarga de aguas residuales no tratadas o tratadas de manera inadecuada, las cuales contienen gran cantidad de microorganismos de origen fecal que causan enfermedades gastrointestinales.
'Este estudio constituye un primer paso para determinar los recuentos de indicadores fecales como Escherichia coli, Enterococcus faecalis y Clostridium perfringens en el agua de mar de las playas naturales y urbanas del Atlántico, y para establecer posibles fuentes de contaminación, de modo que permita el diseño de planes adecuados para el mejoramiento ambiental', explica Sánchez Moreno, doctor en Ciencias Naturales.
Hallazgos
El área de estudio abarca 35 kilómetros de longitud, entre la desembocadura del río Magdalena y Puerto Velero, con unas condiciones climáticas agradables para turistas locales y nacionales. El muestreo fue hecho en julio del año pasado, en cada balneario, mediante la recolección de agua en bolsas estériles de 100 mililitros, que fueron abiertas en dirección opuesta a la corriente y a 30 centímetros de profundidad, para evitar la superficie afectada por la radiación solar.
Las muestras se analizaron en laboratorio dentro de las cuatro horas siguientes. Los exámenes arrojaron que la bacteria Escherichia coli presentó una gran variabilidad y superó el límite mencionado en todas las áreas urbanizadas, que también son las playas más frecuentadas; mientras que los recuentos más bajos se obtuvieron en sectores Puerto Mocho (punto 1 de recolección), Sabanilla (punto 2), Salgar (puntos 1 y 2) y Puerto Velero (punto 10).
El microorganismo Enterococcus faecalis no mostró clara diferencia entre las zonas naturales y urbanizadas, a diferencia de E. coli, aunque sí excedió el límite en Pradomar, en otro punto de Puerto Velero y en la laguna de Balboa. Su valor más bajo se dio en Puerto Mocho.
Por último, Clostridium perfringens presentó valores máximos en la zona interna de Puerto Velero y, como sucedió con E. coli y E. faecalis, el menor recuento en Puerto Mocho.
Arroyos, posible foco
Los investigadores detectaron que las playas con mayor recuento de bacterias indicadoras presentaban descargas de arroyos, por lo que realizaron un conteo en los mismos y se toparon con altas concentraciones en los ubicados en Salgar, Pradomar y Puerto Colombia. Estos hallazgos indican que los arroyos podrían ser la principal fuente de los microorganismos.
'E.coli, E. faecalis y C. perfringens son patógenos peligrosos, ya que la primera produce enfermedades gastrointestinales, respiratorias y de la piel, representando un factor de riesgo grave para la salud de bañistas', alertó Soto Varela, magíster en microbiología molecular.
Respecto a los conteos del microorganismo E. coli por encima del límite, se observaron en las zonas de baño más frecuentadas y urbanizadas, donde hay casas de verano, restaurantes y hoteles, en Salgar, Pradomar, playa popular, Puerto Colombia y Puerto Velero.
Los resultados preliminares del trabajo científico pueden compararse con los estándares presentados por las directivas internacionales o requeridos por los premios de playa como la bandera azul, y están publicados en la revista británica Marine Pollution Bulletin.
El equipo responsable de ejecutar este análisis se completa con Giorgio Anfuso, profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cádiz (España), y el suboficial Diego Villate, del Grupo de Investigaciones Marino Costeras (Gimac) de la Escuela Naval ARC – Barranquilla.