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Robles morados, almendros y matarratones son las especies nativas de árboles que se encuentran bajo amenaza por 'la pajarita', una planta parásita que se ha ido propagando por varios sectores de la ciudad, sobre todo en la localidad Norte-Centro Histórico.

Un grupo de ciudadanos preocupados por esta situación ambiental decidió censar los árboles afectados y encontró que en 58 cuadras habían 256 árboles contagiadas, de estas 60% son robles, 30% almendros y 10% matarratones.

'Estos árboles están condenados, esta plaga va envolviendo de a poco las hojas y ramas, y lo que a simple vista puede parecer un árbol frondoso resulta ser un peligro para la naturaleza', señaló Gonzalo Jiménez, un arquitecto y paisajista que se dedicó a contabilizar las especies afectadas para hacer un llamado a ciudadanos y autoridades para buscar una alternativa a la problemática.

En el recorrido que hizo EL HERALDO se pudo evidenciar la condición de las tres especies que constituyen una gran mayoría en la ciudad.

'En Barranquilla es importante tener árboles frondosos que sirven para apaciguar el calor y protegernos del tremendo sol', señaló Dionisio Espitia, un transeúnte que bajo un árbol de matarratón contagiado, esquivaba el sol del medio día.

Para algunos habitantes el descuido al que han sido sometido las especies más representativas de la ciudad, originan su deterioro.

'Los más viejos se ven en mal estado y deberían ser los más protegidos por las autoridades, un árbol en mal estado implica un peligro, porque se puede caer, ocasionando un daño a una persona', Jhon Espitia, un trabajador independiente.

Marbel Ramos es una vendedora de dulces que desde hace 14 años trabajaba bajo la sombra de un roble morado; sin embargo, en los últimos meses ha preferido improvisar un techo con bolsas en la carrera 43 con calle 70 debido a la situación actual del árbol.

'Este árbol lleva mucho tiempo en esta condición y la mayoría de esta zona están así', indicó la mujer.

En zonas comerciales del norte de la ciudad es donde más se ha propagado la plaga. Claudia Torres, una comerciante que tiene su negocio en la calle 74 con carrera 53, señala que contrarrestar a la pajarita no ha sido fácil, porque la autoridad ambiental no permite cortar las grandes ramas de estos árboles.

'Con pesticidas he intentado salvar el roble para evitar que se continúe deteriorando y pueda ser peligroso para alguna persona, pero en algún momento me tocó pagar una multa por intentar cortarlo y las autoridades no han hecho caso a los llamados que hemos hecho', dijo Torres.

Sobre el particular, Barranquilla Verde señaló que un total de 133 árboles fueron intervenidos en el sector de las carreras 43, 44 y 46. Dijo que en conjunto con Triple A se les ha realizado poda técnica.

'Hay otras podas que lidera Electricaribe, ya que hay árboles que comprometen redes eléctricas', señaló la entidad.

Los permisos para hacer las podas en las viviendas que tengan árboles contagiados se entregan en la entidad de manera gratuita e inmediata y para los que se encuentran en espacio público son remitidos a la Agencia Distrital de Infraestructura (ADI)

Por su parte, el director de la ADI, Alberto Salah trasladó a los ciudadanos la invitación para que reporten los casos que evidencien y así poder determinar el proceso para intervenirlos.

'Hemos recuperado 20 mil árboles en el bulevar de la 46, la 54 y la 51B del comején y la pajarita, realizando podas técnicas y cumpliendo con todas las condiciones sanitarias', dijo Salah.

IMPACTO URBANO

El impacto en el ecosistema urbano fue analizado por la directora del departamento de Química y Biología de Uninorte, María Cristina Martínez, quien señaló que controlar la plaga no es fácil, porque su propagación se da muy rápido, debido a que es transportada por las aves. 'Su intervención a nivel de ciudad debe realizarse bajo un monitoreo constante'.

La experta dice que la cantidad de árboles afectados evidencia la falta de control. 'El árbol, entre más contagiado, más pierde nutrientes, las hojas dejan de hacer su proceso de fotosíntesis'.

Añadió que al morir, el árbol deja de prestar servicio de sombra, deja de regular la temperatura y deja se ser refugio de aves y otras especies.