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Bañado por el mar se encuentra el tramo enrocado del kilómetro 19 de la vía Barranquilla-Ciénaga. Las fuertes brisas que azotan a la región, por estos días, hacen que las aguas se desborden por las piedras y lleguen a la carretera.

Un equipo de este medio observó durante 45 minutos la dinámica en ese tramo de la vía y contabilizó que, al menos, 20 tractomulas, 47 carros particulares y 17 buses cruzaran por esa carretera interdepartamental. De esa cantidad de vehículos, 30 que se movilizaban por el carril sentido Ciénaga-Barranquilla salieron 'salpicados con el agua del mar'.

A lo largo del kilómetro (desde el 19 hasta el 20) se puede observar cómo el rocío del mar se esparce por toda la vía, además de impregnar los vehículos que transitan por ambas calzadas.

'La brisa días atrás estuvo más fuerte', dice Luis Rondón, un pescador que dice llevar tres horas en la faena.

'El agua ayer (martes) inundaba la vía y daba la sensación como si hubiese llovido, sino fuera por el sol, la gente cree que pego un aguacero', relata.

En abril de 2018 la erosión costera hizo que el oleaje golpeara sobre un talud provocando la socavación de más de dos metros de la berma de la carretera, lo que amenazó por varias horas la movilización por esta arteria. Precisamente el enrocado se había construido para evitar que la falla se siguiera prolongando en esa zona.

Un atractivo

La tarde de este miércoles, durante un corto periodo, varios vehículos se vieron obligados a detenerse a los costados de la vía; los pasajeros subían y descendían de las rocas para apreciar el paisaje.

Una familia que intentó subir por las rocas tuvo que regresarse porque la brisa les dificultaba el ascenso, sumado a lo resbaladizo que se encontraban las piedras.

'La gente, desde hace unos año para acá, suelen pararse en esta zona para observar el mar, tomar fotos e incluso para comer, pero deben lidiar con las chispas del agua en todo momento', dice el pescador.

Javier Abreu, conductor, hizo se detuvo en este kilómetro de la vía para señalar que en la curva 'muchas veces' se pone resbalosa.

'Acá los carros pasan despacio por temor a que se presente un accidente. Lo peor es que no hay ninguna señalización que indique esa situación. Y tampoco hay una advertencia para quienes decidan escalar las rocas. Alguien se cae de allí y sería muy peligroso' , apuntó el conductor.