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Un jugo o un refresco sin pitillo sabe exactamente igual, ¿no entiendo por qué a la gente le cuesta tanto adaptarse?. Con este interrogante una estudiante universitaria de 19 años lidera entre sus amigos y familiares, su propia campaña: Mejor sin sorbos.

'Llevo dos años sin usarlos, y también incito a la gente a que no lo haga, creo que así como aparecieron alguna vez, también debería desaparecer su comercialización', indicó Alexandra Romero, estudiante de Arquitectura.

La estudiante dice que junto a sus compañeros de facultad han iniciado un estudio para medir el uso de este elemento y prevenir la contaminación en las playas del Atlántico.

'Hemos recolectado una gran cantidad de plástico de las playas de Puerto Colombia y Tubará en jornadas que hemos realizado bajo nuestra propia iniciativa'.

A estas consignas colectivas también se unió recientemente el alcalde Alejandro Char, quien tomó la vocería y a través de una campaña interactiva invitó a los ciudadanos a evitar su uso.

La explicación del mandatario es que un pitillo se usa unos pocos minutos y tarda más de 200 años en descomponerse, no es biodegradable y contamina a muchas especies marinas.

Mientras unos ciudadanos esperan que se prohíba su uso, otros señalan que no es una propuesta fácil de aceptar.

'En esta ciudad cuesta mucho que la gente tome conciencia acerca de los temas ambientales, no creo que sea una medida fácil', señaló Juan Guillermo Marín, un trabajador independiente.

Para algunos no es fácil acostumbrarse a tomar las bebidas fabricadas en envase de vidrio, sin los coloridos tubitos plásticos.

'Me genera desconfianza pedir vasos reutilizables en algunos sitios', explicó Andrés Herrera, un estudiante.

En el caso de las empresas, Carlos Javier Velásquez, director del Centro de Estudios Urbano -Regionales de Uninorte, señala que los procesos biodegradables se pueden fortalecer con procesos naturales.

En las tiendas, los comerciantes aseguran que es un producto que se usa en grandes cantidades, si es o no biodegradable, es un tema que a ellos no les 'trasnocha'.

'Una caja de 200 pitillos dura menos de una semana, hay personas que toman uno y si no absorbe la bebida bien, lo cambian una y otra vez', agregó Libardo Zapata, tendero.

La producción del pitillo conlleva a la utilización del polipropileno, un material que es de los más resistentes que existen y tarda cerca de 1.000 años en descomponerse.

Este material plástico se queda flotando en el océano, y debido a las corrientes marinas se aglomera en la mitad del pacifico entre Japón y California, y debido a su tamaño ya se llama 'la isla de plástico' que tiene un tamaño estimado entre 700.000 km2 a 15 millones de km2, un área aproximadamente igual a Francia y que contiene cerca de 100 millones de toneladas de desechos.

Las cifras

Por Acoplásticos, a través de la industria Promociones Fantásticas, el volumen de pitillos que se vendió en Barranquilla en el 2018 fue alrededor de unas 6.000 cajas, equivalentes a unos 4 millones de pitillos mensuales. Los cuales incluyen los mezcladores de café.

'Estas son comercializadas en restaurantes de cadena, distribuidoras y tiendas', indicó Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos.

Acoplásticos añadió que el consumo de plástico el año pasado fue de 27 kilogramos por persona. De los cuales el 56% corresponde a empaques y envases para productos industriales de higiene, aseo y alimentos.

'En Colombia, los plásticos de único consumo se utilizan masivamente. Entre los que se destacan desde pitillos para uso industrial, pitillos de uso masivo, mezcladores para bebidas calientes y pitillos rectos'.

Consignas ambientales

De acuerdo con estudios de ONG a nivel mundial, se estima que un 90% de especies marinas han ingerido plástico, lo cual incluye, en una gran medida, a los pitillos.

Organizaciones como The Last Plastic Straw (El último pitillo plástico) han señalado que los pitillos que se producen en el mundo son suficientes para envolver la tierra 2.5 veces al día.

El impacto negativo que causa el pitillo en el planeta ha logrado que organizaciones ambientales y animales se movilicen con el ánimo de prohibir su comercialización en restaurantes y sitios de comercio.

Carlos Javier Velásquez, director del Centro de Estudios Urbano -Regionales de Uninorte, dice que para evitar su uso se deben tener en cuenta una serie de implicaciones que deben ser vigiladas por las autoridades de salud. 'Si los pitillos se dejan de usar, entonces toca vigilar que los recipientes como vasos y jarras cumplan con óptimos estándares sanitarios. Sobre todo que no se preste para propagar enfermedades en climas tropicales como Barranquilla'.

Lo anterior, teniendo en cuenta que las mismas condiciones de salubridad fueron las que dieron origen a este producto.

'Es necesario acompañar esta medida con un tema pedagógico, de esa manera la gente aprenderá de forma voluntaria a adaptarse a los cambios'.

En la ciudad hay interés por contribuir con una iniciativa abanderada mundialmente, eso lo reiteran las acciones que ha adelantado por ejemplo el café DuNord de Uninorte y que respaldan sus consumidores.

'Desde el 2016 iniciamos la campaña 'No más pitillos' y desde entonces hemos creado un factor diferencial para aquellos que necesitan usarlos y les ofrecemos los biodegradables en compostaje', señaló Guillermo Manjarrés, director de Du Nord.

Según Manjarrés, del 2016 hasta la fecha, han logrado una disminución del consumo de pitillos en un 74%.

En sintonía con el planeta

Igualmente Promociones Fántasticas, una de las compañías especializadas en fabricación de pitillo en Colombia, y que exporta el producto a 23 países en todo el continente, elaboró un pitillo que, según afirma, se biodegrada en un tiempo de 36 meses, esto con el ánimo de conservar el medio ambiente.

'El producto es la respuesta a la situación actual de la contaminación de plástico que hay en el planeta', así lo señaló Carlos Eduardo Cruz, gerente de la firma.

Sin embargo, para el pitillo industrial que es utilizado en los envases Tetra Pak, la biodegradación resulta más compleja porque los productos envasados en ellos tienen fecha de vencimiento en un año.

La idea de la compañía es disminuir el tiempo de biodegradación de sus pitillos.

'El objetivo es que sean biodegradables en menos de 12 meses'.

Los pitillos de papel, a base de algodón o de bagazo de caña de azúcar, es la apuesta del mercado del plástico, a pesar de que su confección resultaría más costosa.

La consigna ambiental: ‘Sin pitillo, por favor’, es una campaña en la cual organizaciones mundiales les piden a los ciudadanos cambiar sus hábitos de consumo. Iniciativas que están siendo atendidas en Colombia por empresas y organizaciones.

Mientras tanto la propuesta de prohibir su uso se abre paso en el Congreso de la República, en donde se tramita un proyecto de ley, radicado por el representante liberal Harry González.

Bajo el argumento de que los efectos de los desechos plásticos en el medio ambiente son desastrosos y muchos residuos terminan en las zonas húmedas del país, el congresista radicó el proyecto.