Pago de multas, tiempo en prisión, sufrir quemaduras de consideración y hasta una muerte por electrocución, son algunos de los riesgos a los que están expuestas aquellas personas que por ganarse unos cuantos pesos se atreven a realizar reconexiones eléctricas u otro tipo de actividad de alto riesgo en este campo.
Davinson Ortega, un electricista que lleva más de 20 años dedicados a resolver problemas eléctricos a una 'extensa clientela' en barrios del sur de Barranquilla y de Soledad, reconoce que su labor es 'peligrosa', pero que es lo único que le permite tener los ingresos suficientes para mantener a su familia.
En su relato sostiene que por cada punto que instala en una vivienda cobra $10 mil, aunque en algunos casos acepta entre $3 mil y $5 mil, porque 'son familias muy pobres'.
La actividad que desarrolla Ortega preocupa a varios actores del sector eléctrico. Augusto González, presidente del Consejo Nacional de Técnicos Electricistas (Conte), asegura que cuando se contrata a un ‘marañero’ para trabajos eléctricos o de reconexión ilegal se incurre en una contravención a dos leyes que reglamentan la profesión de técnico electricista en Colombia, la 19 de 1990 y la 1264 de 2008.
Según las estadísticas de Conte, entidad que certifica, vigila y regula esta profesión, en Colombia hay cerca de 500 mil técnicos electricistas y solo 100 mil están certificados, el resto han estudiado la carrera, pero no han diligenciado la tarjeta profesional. De esos 100 mil, 3 mil son de Barranquilla y 12 mil de la Costa.
Sobre la última cifra, dice que 'el gran' movimiento del sector industrial en esta zona del país, permite que haya desplazamientos y/o migraciones, por lo que calcula que realmente unos 7 mil técnicos están activos en la Costa.
Para Carlos Pantoja, presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros seccional Atlántico (Aciem), existen dos tipos de reconectadores o ‘marañeros’. El primero es aquel que trabaja en líneas de baja tensión, como la acometida de 115 voltios en una casa.
El segundo es el que realiza conexiones a nivel de media tensión, como el sistema de una empresa. En este caso, asegura que la persona tiene más conocimiento y existen unas tarifas mayores para el trabajo por el nivel de riesgo. La practica también de manera clandestina o ilegal.
'Estas personas arriesgan sus vidas muy fácilmente ante las condiciones del sistema eléctrico actual. Las empresas han tomado ciertas precauciones en esto para reducir esta práctica ilegal y ha llevado las conexiones en puntos de difícil alcance, lo que incrementa el riesgo para estos reconectadores', explica.