Con largas antenas, grisáceos y con rayas marrones. Así describen a los caracoles africanos o Achatinas Fulicas, como son nombrados científicamente, los moradores y empleados en el barrio Altos de Riomar, quienes se han topado de cerca en las últimas horas con decenas de estas especies.
De acuerdo a sus declaraciones, las zonas donde más se han avistado a los animales son la esquina de la calle 98 con carrera 59B y en la esquina de la calle 99 con carrera 57, caracterizadas por tener amplias zonas verdes.
'Cada rato se ven estos animales por este sector, sobre todo cuando llueve o cuando cortan el pasto. Si sorprendemos a uno, lo echamos a la carretera para que los carros lo aplasten', manifestó Juan Ramírez, quien se dedica a oficios varios en el norte de la ciudad.
Por la proliferación de los caracoles en áreas vecinas a los conjuntos residenciales, los administradores de estos anunciaron que ocasionalmente hacen uso de las fumigaciones en sus jardines.
Según la Secretaría de Salud Distrital de Barranquilla, estos animales se hacen peligrosos por las bacterias que producen en sus babas, capaces de transmitir enfermedades que van desde leves síntomas febriles hasta efectos graves a nivel cerebral. Sin embargo, no registra a pacientes afectados hasta ahora.
Solo en la jornada de ayer, Barranquilla Verde, autoridad del medio ambiente, encontró seis caracoles africanos en la calle 99 con carrera 58. Mientras que obtuvo otros 20 alrededor del parque de la Electrificadora, según dijo el veterinario de la entidad, Andrés Polo. 'La gente no debe manipular físicamente los caracoles, pueden recolectarlos si quieren y nosotros hacemos acopio reportando a nuestra ‘línea verde’ 3198485. Asimismo, limpiar los jardines', recomendó Polo.