Compartir:

David Balza Nolasco pasó, en menos de un minuto, de la risa por un chiste escuchado en la ruta de la empresa a la angustia y el desespero cuando llegó a la calle 30 con carrera 21 y se percató que no tenía cómo transportarse hasta su casa en Palmar de Varela.

Eran las 10:00 de la noche cuando arribó a la esquina donde todos los días decenas de habitantes de los municipio de la banda oriental 'ruegan' para que aparezca un bus que los lleve a su hogar.

'Esto es el dolor de cabeza que se vive a diario aquí', dice Balsa cuando el reloj marca las 10:35 p.m. y mira a ala distancia para ver si acerca un bus o cualquier vehículo de servicio de particular que lo transporte a él y a otras las 20 personas de Santo Tomás, Sabanagrande y Polonuevo que también esperan en el lugar.

Faltando 15 minutos para las 11 p.m. la desesperación entre los presentes parece disminuir con la llegada de un vehículo de servicio intermunicipal de la empresa Cootrasoriente. Todos corren para abordarlo, sin que el bus se haya estacionado del todo.

'Sino corres, te puedes quedar sin puesto y son 45 o 55 minutos que dura el viaje', señaló el joven, de 22 años, quien trabaja en el norte de Barranquilla.

A las 11:02 el bus parte con 30 personas a bordo, algunas de ellas de pie. Para estos usuarios el drama ha terminado.

Sin embargo, pasadas las 11:10 p.m. el padecimiento comienza para otro grupo que llega a esa hora a la esquina de la calle 30 con 21. Caminan de un lado a otro, hablan por minutos, se quedan callados durante largo rato, tras manifestar su desesperación porque no llega transporte.

Jaime Acosta Hernández, quien labora como mesero en un club de la ciudad, llega todos los días llega al sitio después de las 12:30 a.m. Dice que todos los días es una travesía poder llegar a su residencia, ubicada en Sabanagrande.

'A la hora que llego casi nunca hay buses, porque la ruta de 12:00 no funciona siempre. Entonces me toca esperar si pasa algún carro particular o pedir salir más temprano, lo cual se hace cada vez imposible por la cantidad de trabajo que hay', indica Acosta.

Otra de las opciones que tiene para transportarse son los taxis o las ‘van’, pero que muy poco se observan porque hacer colectivo es considerado transporte ilegal.

'Cuatro personas que estemos a esa hora ahí, que no tengamos en que irnos. Nos dicen que para llevarnos tenemos que pagar entre $5.000 o $7.000, así que uno lo toma con tal de llegar a casa, sabiendo que la Policía puede frenar el vehículo', explica Jaime Acosta.

Ese tipo de carros, huyendo de las infracciones, han optado por tomar la llamada vía de la Trocha, camino alterno a la carretera Oriental, a la altura de Sabanagrande. El camino, de cerca de un kilómetro, está completamente a oscuras y lleno de huecos.

'Uno muchas veces conoce al conductor, pero igual se persigna y dice en el nombre de Dios', manifiesta el trabajador.

Otros carros optan por no tomar ese camino, pero unos 200 metros antes del peaje de Sabanagrande bajan a todas las personas, pero las esperan a unos 200 metros después del peaje. Fabián Pacheco Bolaño advierte que se exponen a un robo, pero que 'es lo que les toca para llegar a su casa'.

Diligenciar solicitud

Este problema que viven los habitantes de Sabanagrande, Santo Tomás y Palmar de Varela, no es nueva. Hace tres meses, EL HERALDO realizó un trabajo sobre ‘La odisea para conseguir transporte para el oriente’ y desde entonces, no ha habido solución.

En ese momento, Leticia Rivaldo, gerente de la línea de buses Expreso del Atlántico, que cubre en la zona oriental del departamento la ruta Santo Tomás - Barranquilla y viceversa, dijo que 'revisarían el tema para tratar de extender el horario'. Este periodista le marcó en cinco ocasiones a su número de celular para conocer qué se hizo desde ese entonces, pero la Rivaldo no contestó las llamadas.

Jorge Meriño, gerente de Cootrasoriente, asegura que la parte operativa siempre necesita ajustes de manera permanente, de acuerdo a las necesidades que tienen los usuarios. 

Indica que no han recibido, por escrito, una solicitud para ampliar el horario, por lo que invita a la comunidad o a las juntas de acción comunal a que lo realice y detallen donde requieren mayores frecuencias y donde ven las fallas, para hacer los ajustes.

'Queremos que haya mejoría de ambas partes. A nosotros nos mejoran los ingresos y a los usuarios les prestamos un mejor servicio, por lo cual vamos de la mano', sostiene Meriño.

El directivo dice que es consciente de que la frecuencia de buses baja a partir de las 9:00 p.m., pero que se debe 'a la menor cantidad de pasajeros'.