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Ya pasaron 18 años desde que Harrison Meléndez llegó a Barranquilla producto del desplazamiento forzoso del departamento de Bolívar. Desde entonces, encontró en el barrio La Bendición de Dios un lugar en donde pudo comenzar su vida nuevamente. 

El paso del tiempo y la llegada de sus dos hijas impulsaron a Harrison a 'luchar' por conseguir una vivienda 'digna' y en mejores condiciones que las que le ofrece su casa construida con tablas y cuya medida no supera los 6 metros de largo por 4 de ancho. 

Sin embargo, su sueño, y el de toda su familia se han visto truncado ya que el dinero que entra al hogar producto de 'el rebusque', no es suficiente para adquirir un techo en mejores condiciones. 'Mi esperanza está puesta en la reubicación que supuestamente nos van hacer. No importa si es en Malambo, lo importante es tener un techo para mis hijos. Eso sí sería una Bendición de Dios', manifestó Harrison, mientras el dolor en una de sus piernas lo aquejaba producto de un accidente. 

Así como la de Harrison, son más de 500 familias que viven en este sector del Norte-Centro Histórico de la ciudad, a la orilla del río Magdalena, en casas construidas con madera y bolsas plásticas, calles destapadas y una visible pobreza. 

'Por acá hay muchas enfermedades por los mosquitos, cada vez que llueve sufrimos porque las calles se inundan y el olor se vuelve insoportable', manifiesta Elizabeth Pérez, quien llegó al lugar hace más de 15 años y tiene puestas sus esperanzas en la reubicación.