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Cables enrollados, cabinas telefónicas en desuso, postes a punto de caerse y avisos publicitarios, entre otros, hacen parte de los elementos que causan contaminación visual y empeoran el paisaje urbanístico de algunas zonas de Barranquilla.

Se considera contaminación visual todo aquello que altere o perturbe la visualización de algún sitio o rompa la estética de un paisaje y que puede llegar a afectar la salud de las personas por una sobreestimulación de imágenes y colores.

En ese sentido, el arquitecto Orlando Manjarrés dice que en algunos sectores de la ciudad se observan tendidos de líneas que parecen una 'telaraña', postes mal ubicados y 'cantidades' de rollos colgando de las empresas de telecomunicaciones y energía en plena zona pública.

Cita como ejemplo la calle 40 entre carreras 44 y 45, donde está ubicada una cabina telefónica oxidada y sin ningún tipo de uso, desde hace más de 15 años. Este mobiliario está en el centro del andén, lo que afecta el desplazamiento de las personas y el paisajismo.

'El ciudadano no puede desplazarse libremente por las obstrucciones que presentan esas cabinas, al igual que las vallas publicitarias colocadas en los andenes como una que está en la carrera 51B con calle 98 esquina', explica.

Para el arquitecto y urbanista Porfirio Ospino, las leyes deben actualizarse frente a los avances tecnológicos y de los tiempos. Detalla que antes, los mogadores eran para fijar carteles, hoy se utilizan los mupis (mobiliario urbano al servicio de la publicidad) con iluminación interna, como los que se instalan al lado de los paraderos de buses.