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'No me atrevía siquiera a mirar hacia acá. Es la primera vez que vengo desde aquel horroroso día', comentó el patrullero Miguel* mientras recorría con EL HERALDO cada metro de la plazoleta en la que el pasado 27 de enero un atentado criminal del Eln acabó con la vida de seis policías y lesionó a otros 46 agentes que formaban en la estación San José.

'Al pasar por este lugar aún se siente en el aire el dolor de nuestros compañeros caídos', agregó el sargento Edwar* al encontrarse con el patrullero Miguel y este medio de comunicación.

Edwar y Miguel, a secas por cuestiones de seguridad, son dos de los tres policías catalogados como héroes de la institución por capturar a Cristian Camilo Bellón Galindo, el supuesto miembro del Eln que activó los dos artefactos explosivos en el complejo oficial situado en la calle 39 con carrera 21.

Muy serenos, pero mirando cada cierto tiempo hacia las restauradas paredes que 30 días atrás estuvieron en el suelo por la onda explosiva del brutal ataque, Edwar y Miguel reconstruyeron cómo vivieron los minutos previos al atentado, la situación de crisis y el periodo de reacción que al final terminó con la aprehensión de Bellón.

'Aparecieron ángeles'

El patrullero Miguel, conductor de uno de los tenientes de la estación, bajó con su superior a eso de las 6:20 de la mañana desde las casas fiscales de la Policía en el norte de Barranquilla hasta la estación San José.

'Cuando mi teniente se baja eran las 6:32. Parqueé la camioneta diagonal a la estación, en el frente de una tiendecita cercana, luego entré para solicitar armamento, estando ahí es cuando escucho el ¡boom! ¿Qué fue eso?, me pregunté, aunque imaginaba de todo menos una bomba', comentó Miguel.

'Lo primero que hice fue salir a la terraza de la estación y visualizar si alguien pasaba corriendo, en motocicleta o con alguna actitud sospechosa, porque eso manda el protocolo. Eran las 6:40 de la mañana', expresó el policía, bastante gesticuloso, como si parte del ataque aún lo llevara en la piel.

'Caminé hacia la camioneta para acercarla y recoger heridos, pero en ese momento una señora, de edad avanzada, me dice ‘mijo, el muchacho de vinotinto lleva un control’, también se me pegó un pelao en bicicleta y repitió lo mismo', continuó Miguel antes de mirar al cielo y decir 'eran ángeles, porque fíjate que más nadie vio a esa señora, tampoco al pelao, pero aparecieron justo para señalar a Bellón'.

Operativos. Como ha sido su costumbre en 23 años de servicio, el sargento Edwar llegó puntal a recibir turno. 'Eran las 6 de la mañana en puntico. Convoqué a las patrullas a mi cargo y a las 6:30 comencé a movilizarlas'.

Edwar sostiene que a las 6:40 a.m. estaba con su compañero de patrulla, justo cuando explota la bomba. 'Estaba en la terraza y por un instante me aturdí, miré hacia atrás (plazoleta) y vi una cortina de humo, espesa, negra, de la que comenzaron a salir compañeros arrastrando a los heridos'.

El sargento entra en sí y escucha que alguien grita 'Patru, el de vinotinto lleva un control, patru, cojan al de vinotinto', era Miguel tratando de llamar la atención del compañero de patrulla de Edwar.

'El patrullero me dice vámonos mi sargento, está en la esquina. Pero antes de montarme para perseguirlo ordeno por radio el plan de defensa de instalación y plan candado', añadió Edwar.