Kelly Hernández, de profesión mercaderista, se extrañó cuando al llegar a su lugar de destino en la Vía 40, la afluencia de público era escasa. En compañía de familiares se plantó en unas sillas frente al Batallón del Ejército. Cinco mil pesos canceló por cada una de ellas luego de regatear los 10 mil que en un principio le cobraron para disfrutar de la Gran Parada de Tradición.
'El día está quieto. Normalmente, como en años anteriores, esto estaría lleno. Le comentaba a mis familiares, que son turistas, que hay poco público. La cuestión de los atentados causó que la gente no asistiera. Por otro lado, la época escolar, los eventos de Navidad y este, estaban muy cerca, eso influyó en la cartera', manifestó Kelly.
Shirley Vélez, coordinadora del palco patrocinado por el Éxito, ubicado frente al Centro de Convenciones Puerta de Oro, planteó un panorama más alentador, pero en referencia a la Batalla de Flores.
'Nosotros acá tuvimos un lleno casi en su totalidad. El aforo es de 1.130 personas y ayer (sábado) tuvimos 1.120 entrando'.
El domingo, hasta la 1 de la tarde, hora en que debía iniciar el desfile, solo habían entrado 450 personas.
El palco, numerado como siete y ocho, al encontrarse cerca de la zona de partida, es uno de los más costosos. En la página de Tu Boleta se podía observar que su precio era de $279 mil pesos más los $17 mil del IVA. Para el desfile de la Gran Parada los revendedores, algunos ubicados sobre la calle 79, ofrecían para entrar a los palcos dos entradas por $50 mil pesos y sobre la hora del recorrido, se podían conseguir hasta en $30 mil las mismas dos entradas.
Roberto, quien prefirió no dar su apellido, era el encargado de ubicar a los espectadores en el minipalco número 14, cuyas sillas estaban a precio normal en $200 mil pesos, pero llegaron a ser rematados hasta en $15 mil.
'Haciendo una comparación con el día de ayer (sábado) el arranque fue excelente y la gente acompañó bastante. Hoy (ayer) la cosa ha bajado. Los que vinieron el sábado no repitieron ahora'.
Para Roberto el tema de seguridad también influyó y en la mente de los colombianos y extranjeros están los atentados que enlutaron a la ciudad los días 27 y 28 de enero.
'No podemos olvidar que tuvimos ese impasse y la gente se ha restringido. Todo eso golpea y se siente aquí'.
La baja afluencia de público en algunos sectores del cumbiódromo se notó y fue el contraste más agudo de un Carnaval que ha brillado por su puesta en escena, pero que para muchos barranquilleros, como Kelly Hernández, 'el bolsillo tampoco da para tanto'.