Ahora la gente primero convive y después contrae matrimonio. Algunos se casan más tarde y otros no se casan nunca.
Carlos García con 28 años, es el quinto hijo de un matrimonio conservador. Aunque tiene novia y un trabajo estable, admite que entre sus planes prima su desarrollo profesional. 'Ante todo quiero seguir preparándome o, simplemente, disfrutar más años sin la responsabilidad que significa mantener una familia', dijo este barranquillero.
En su más reciente estudio la Superintendencia de Notariado y Registro dio a conocer un balance que refleja que en los últimos tres años ha disminuido la cantidad de parejas que contraen matrimonio civil.
El informe indica que en lo corrido de 2017, se casaron 56.973 parejas en las diferentes notarías del país. En el mismo año, otras 22.720 parejas se divorciaron.
Para el caso de los matrimonios civiles, Barranquilla contó con 2.526 registros en el 2017; mientras que en el 2016 la cifra fue de 2.675. En el Atlántico los matrimonios se redujeron de 4.391 en el 2017 a 3.883 el pasado año.
Por su parte, Bogotá figura con 10.543 casos, Medellín con 4.215 casos, Cali con 3.945, y Pereira con 1.570.
Las cifras de Supernotariado señalan que en los últimos años este trámite ha presentado una reducción, por ejemplo en el 2015 la cantidad de parejas que se casaron fue de 64.158, en el 2016 de 61.497 y para el año anterior, como lo evidencian las cifras, la cantidad también fue menor.
Respecto de los divorcios, el estudio indica que la ciudad con más casos fue Bogotá con 5.463, Cali con 2.112, Medellín con 1.537, Pereira con 1.045 y Barranquilla con 923.
¿Por qué no se casan?
Para la psicóloga Teresa Rosales, la decisión de no casarse puede estar relacionada con el desarrollo de los vínculos afectivos, con la dinámica de la familia o con la evolución cultural.
'Las generaciones actuales están atravesando por una de violencia social y desde ese contexto de irritabilidad, estrés y de mundo convulsionado en que vivimos, las relaciones de pareja son bastantes vulnerables', acotó la especialista.
Además asegura que confluyen aspectos como la inmediatez y la incapacidad de ser empático con otros. 'La actual generación tiene un individualismo muy marcado porque estamos en una cultura de sobrevivencia donde el ascenso, los logros y el poder predominan', añadió.
En resumen, advierte Rosales que el resultado es el mismo, 'no creo en el compromiso, no establezco relaciones sólidas porque no confío en ellas y lo que hago es huir de los otros. Hoy en día las relaciones son tan impersonales que están atravesadas por las redes', dijo la especialista.
Ligia Cantillo Barrios, socióloga y docente de la Universidad del Atlántico precisó que desde el punto de vista social, muchos jóvenes evaden el matrimonio por la responsabilidad económica que conlleva.
'Hoy casarse genera gastos que la gente no está interesada en asumir. Existe un tema de individualidad en el que la gente quiere organizarse y vivir aparte pero sin asumir otras responsabilidades', mencionó Cantillo.
Explicó que antes era más significativo el matrimonio porque daba un status social como institución legitimada. 'Era un valor agregado que le dabas a tu familia, tanto que los registros civiles certificaban que eras hijo legítimo y eso permitía acceder a los derechos herenciales. En el caso de la mujer, contraer matrimonio era sinónimo de ser alguien estimada y valorada', detalló la socióloga.
Ambas especialistas coinciden en que para muchos el matrimonio hoy no es tan importante porque a final de cuentas genera una responsabilidad social que la juventud no está interesada en asumir.
'El matrimonio hoy no es una necesidad social. Si quieres lo haces y sino no pasa nada. Y como es más complicado deshacer matrimonios, muchos prefieren irse a convivir juntos primero y ver qué pasa después', puntualizó la docente.