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Los valores patrimoniales del Barrio Abajo son de carácter local, por lo tanto su protección debe ser desde el Plan de Ordenamiento Territorial, POT.

En eso coinciden los arquitectos Porfirio Ospino, experto en urbanismo y José María Fernández Amarís, máster en conservación y rehabilitación del patrimonio construido.

Los arquitectos aplauden el hecho que este emblemático sector de la ciudad sea excluido de la propuesta del Distrito de que haga parte del Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP de El Prado, Alto Prado y Bellavista y que por recomendación del Ministerio de Cultura sea declarado un 'territorio cultural' o bien de interés cultural, declaratoria que sería a nivel distrital.

'En varias ocasiones me he manifestado en desacuerdo con la idea de involucrarlo arbitrariamente en una conformación edilicia a la que no pertenece, ni por época, ni por la naturaleza de su arquitectura, ni por su inexistente planeación, ni por su estratificación', sostuvo Fernández Amarís.

Por su parte, Ospino dice que desde ese instrumento,-el POT- es necesario revisar el tema de los usos del suelo en el barrio, pues dejar que sigan introduciendo bodegas o industrias terminan afectando la residencialidad y el patrimonio.

'Igualmente es necesario prever la generación de espacio público que potencialice las manifestaciones culturales del barrio', dijo Ospino.

Fernández Amarís dice que es satisfactorio la exclusión del PEMP de El Prado, Alto Prado y Bellavista.

'Se parte de la equivocación de darle protección a su valor como patrimonio cultural intangible, obviamente sobresaliente, desconociendo el valor contextual de su arquitectura vernácula, republicana, Art Deco y moderna, afincándose en la idea, que ha sido nefasta en otros barrios de la ciudad, de que las declaratorias sectoriales se refieren a cada inmueble en particular, de acuerdo al grado de intervención que se permite en cada caso, haciendo caso omiso del valor de contexto', advirtió.

En opinión del arquitecto Amarís, las consecuencias han sido el deterioro del espacio público, la desaparición de elementos característicos de cada sector, como la arborización, la generosidad de los aislamientos originales y las circulaciones peatonales, así como la silueta urbana de El Prado, Alto prado y de algunos sectores de Bellavista.

Afortunadamente, sostiene, el Ministerio intervino para evitar la caricaturización del Barrio Abajo como sector de carnaval, de gastronomía y de folclor, desconociendo su arquitectura como escenario donde se materializan las relaciones de una población rica en valores individuales de todo género.

No se trata de conservar las dos o tres decenas de edificaciones de gran importancia, sino de salvar el conjunto urbano y socioeconómico que representa el barrio con sus relaciones internas y su presencia en el panorama cultural de la ciudad.

Por último dice que se está a tiempo para formular un plan especial, específicamente diseñado para el Barrio Abajo, 'es una tarea de toda la ciudadanía: Secretaria de Cultura y Patrimonio, Universidades y Representantes de la comunidad'.