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Con más de 11 millones de habitantes la Costa Caribe colombiana hoy sería uno de los principales países de Latinoamérica, si en 1903 los departamentos de Bolívar y el Magdalena hubieran seguido el camino de la tercera las provincias caribeñas colombianas, Panamá, que en ese año decidió separarse para siempre del país.

En términos relativos al resto de la nación a la economía del Caribe colombiano no le fue bien en el siglo XX y en la actualidad su producto interno bruto per cápita esta 30% por debajo del promedio nacional. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI una de serie de circunstancias están favoreciendo un despertar económico de la región Caribe colombiana: la descentralización fiscal, el fin de la era cafetera y la superación del modelo por sustitución de importaciones.

Los indicadores de crecimiento de la economía costeña empiezan a superar los de la zona andina del país. Sectores como la industria, el turismo y el sector agropecuario se han beneficiado con la devaluación del peso con respecto al dólar. Por ello crecen las exportaciones y el número de turistas que llegan a nuestra región.

Si miramos esos indicadores de manera focalizada, Barranquilla lidera la lista. Esta ciudad viene presentando cifras saludables en materia de desempleo, innovación y competitividad. La capital del Atlántico, por lo general, se ubica entre los cinco primeros lugares de aquellas con menor tasa de desempleo con datos no mayores a 9,5%.

La confianza de los emprendedores para poner en marcha sus ideas de negocio, innovadoras y desafiantes del mercado, también es notoria. El indicador denominado ‘Apertura de empresas’, del proyecto Doing Business del Banco Mundial, evidencia que Barranquilla se ubicó en el puesto No.6 tras haber ocupado el No.14 en la medición de 2013.

En materia de competitividad, el Atlántico se ubica entre los 10 primeros lugares del Índice Departamental de Competitividad, que mide el Consejo Privado de Competitividad. Aspectos como infraestructura, educación superior e innovación empresarial, entre otros, le aportan al departamento para alcanzar esa posición.

Para lograr sacar provecho del cambio del modelo económico nacional que favorece a la Costa Caribe esta debe superar algunos escollos que ponen en peligro su tránsito por las aguas del desarrollo económico y social. Para usar una metáfora marina podríamos decir que se trata de bajos que podrían hacer encallar o incluso echar a pique el barco Caribe.

Me refiero a dos circunstancias: el rezago enorme en capital humano que nos dejó el modelo excesivamente andino y proteccionista y la limitada injerencia que tenemos, falta de liderazgo, en el manejo de estado nacional. La solución para superar el rezago en materia de capital humano es la mayor inversión en el mismo. Sobre esas inversiones vienen trabajando un grupo de organizaciones de la región asociadas en la iniciativa Casa Grande Caribe (www.casagrandecaribe.com).

Como enfrentar nuestra falta de influencia en el manejo del gobierno central colombiano va a requerir de acciones en varios frentes. Una de ellas es que la dirigencia Caribe logre tener un impacto renovador en el debate público nacional. Debemos ejercer, entre otras, un liderazgo basado en las ideas. Para ello es imprescindible que los centros de pensamiento, las universidades y los medios de comunicación del Caribe eleven el nivel del debate público regional y nacional.