La temporada de lluvias y las obras en el arroyo de la 21 se han convertido en un dolor de cabeza para los vecinos de la calle 37. Aunque defienden el proyecto de canalización que desarrolla el Distrito, dicen estar alarmados y preocupados por los daños ocasionados en las viviendas.
Según los residentes del sector, hasta el sábado pasado los trabajos se venían desarrollando sin ninguna afectación en las viviendas. Pero con el aguacero que cayó ese día en gran parte del área metropolitana vivieron momentos de angustia cuando una máquina, que no alcanzaron a retirar de la zona, desvió el cause del arroyo e inundó varias casas.
Muebles y aparatos electrónicos resultaron dañados, y una persona mayor debió ser atendida por alteración nerviosa.
Los habitantes del sector dicen vivir en constante preocupación, pues sus inmuebles han sufrido agrietamientos como consecuencia de la socavación a causa de las fuertes precipitaciones.
El aguacero del sábado dejó rastros en las viviendas del sector, pues el agua arrasó a su paso con varias placas de pavimento, andenes y muros ubicados en las terrazas de los domicilios, lo que provocó que los pisos de las viviendas se resquebrajaran.
El secretario de Infraestructura, Rafael Lafont, le manifestó a EL HERALDO que se está haciendo un censo para determinar el número de viviendas afectadas y varios técnicos están evaluando los daños ocasionados en los aparatos electrónicos.
Más inconvenientes
Los habitantes del barrio San José denuncian también que la máquina encargada de poner las láminas protectoras en las orillas de los andenes, lleva sin trabajar más de 20 días. Además, temen que el agua socave la zona donde está instalada y pueda caer sobre las residencias vecinas.
Las fuertes lluvias también han afectado la iluminación en la carrera 21. Vecinos del sector afirman que la empresa encargada del alumbrado público acudió al lugar para realizar los arreglos, pero la zona continúa con poca iluminación.
Jairo Santiago, habitante del sector, manifestó que el arroyo ha roto las tapas y la tubería del sistema de alcantarillado, por lo que en cada lluvia estas se rebozan. Las aguas residuales quedan estancadas en la zona, lo que ocasiona malos olores en el vecindario y algunas enfermedades.