Para dar rienda suelta al sabor, la alegría y remitir al público ante un ‘mar’ de fantasía, desfilaron este lunes 133 comparsas y 126 disfraces en el cumbiódromo de la Vía 40, en la Gran Parada de Comparsas del Carnaval de Barranquilla.
El desfile inició a la 1:38 de la tarde, con diez motorizadas de la Policía Nacional, cada una con dos uniformados. Las parrilleras se pararon en la parte trasera de las motocicletas y realizaron algunas piruetas. Le siguieron 14 caballos de paso fino, los bomberos de Barranquilla una de sus máquinas y varios grupos de la Escuela Naval de suboficiales A.R.C.
Fue cuestión de minutos para empezar a ver el colorido desfile y que comenzaran a aparecer las personas de la tercera edad, quienes mostraban que los años no les impiden gozarse el carnaval. La barranquillera Favia Andrade, de 58 años, es una de las que agitaba sus polleras al ritmo de la cumbia. 'Es que el carnaval hay que gozarlo así, sabroso. Esto se vive y se comparte con demasiada alegría. Si no es así no lo sientes, no lo vives'.
Andrade movía sus caderas mientras sonreía a los costados de la Vía 40, donde los presentes animaban el paso de las agrupaciones. A pesar de ser 'nueva', pues lleva tres años en la comparsa, el grupo de bailarines que ya tiene 16 años de existencia.
Los integrantes de las Casas Distritales de Cultura salieron más adelante. Ellos estaban acompañados sonoramente del grupo Las Flores de Barranquilla y la orquesta distrital de Barranquilla. En total estuvieron divididos por siete grupos entre los que estaban los Monocucos, Cuerpo de baile, Puerta de oro, entre otros nombres.
Más adelante el turno fue para los más pequeños y con ello de Sofía Acosta Cortés de diez años e integrante de la comparsa Afrocaribe. Ella baila desde los dos años y lo hace cada vez mejor, porque le gusta ver a las personas sonreír. Sofía luce un vestido con lentejuelas en su cuerpo junto al plumaje que le acompaña en su cabellera y su cola, el atuendo hace alegoría a las aves.
Dianey Cortés, directora artística de esta comparsa desde hace 15 años, ve esta oportunidad como un evento único en el comparte con el público lo que es la gran familia de su comparsa integrada por tres generaciones, en promedio por 150 personas. 'Cada año es una experiencia nueva compartir con los espectadores. La finalidad es sólo una, preservar la identidad que les imprime el folclor a cada uno de ellos.
Los ritmos de África llegaron con la Selva Africana que tiene 40 años siendo partícipe de esta actividad. José Llanos Ojeda, de 72 años, su director, explica que los ritmos del África son ensayados por ellos y se muestran imaginariamente, dado a su origen en Galapa, Atlántico. 'Porque el Carnaval es cultura y folclor'. Entre fauna, ancestros y bailarines 100 miembros acompañaban esta comparsa de tradición popular. Él es un artesano, el mismo para quien carnaval sin máscara no es carnaval.