Hinchas del equipo rojiblanco serían los responsables de alterar el orden público en las afueras del estadio Metropolitano Roberto Meléndez.
Una vez culminado el juego de la final de la Copa Águila, miembros de la fuerza pública se enfrentaron con bombas lacrimógenas ante varios aficionados que repelían la acción con piedras y botellas.
Los 1200 uniformados que desplegó la Policia Metropolitana de Barranquilla para evitar cualquier acto que pudiera alterar el orden público no fueron suficiente.