Illinois, la tierra de Lincoln, también es la suya. Nació en Springfield, pero la mayor parte de su vida ha transcurrido en el estado de Carolina del Norte. Los tres últimos meses; sin embargo, han sido determinantes para enamorarse de Polonuevo. Andrew Koch llegó al Atlántico con tres metas iniciales: fomentar voluntariamente el bilingüismo, aportar sus conocimientos en un programa de desarrollo económico comunitario y, por supuesto, conocer distintos rincones de la Región Caribe.
En casa de Julia Sabalza, su ‘madre anfitriona’, ha aprendido a bailar cumbia y a cantar vallenato. Allí también ha saboreado la butifarra, el bollo de mazorca y, cuando la sed apremia, no duda en refrescarse con un jugo de corozo. La hospitalidad y el cariño de la familia que lo arropó durante noventa días sustentan el aprecio que por ellos siente.
'Nuestros facilitadores nos tuvieron mucha paciencia en el proceso de aprendizaje y las familias anfitrionas nos recibieron con puertas y corazones abiertos; me han tratado como si fuese uno más de ellos', cuenta en un español claro y fluido. Esos detalles, además de las amistades que ha cultivado, lo llevan a confesar su 'amor' por el municipio. Los próximos dos años estará en Fundación, Magdalena. Su meta –afirma– es 'trabajar con el corazón' por los sectores más vulnerables de la población.
Detalles del programa
Koch, de 24 años, es uno de los veinte voluntarios estadounidenses del Cuerpo de Paz (Peace Corps) que llegaron al Atlántico en agosto y ayer juramentaron por el cumplimiento de la misión que, a partir de la próxima semana, emprenderán por dos años. El acto se desarrolló en el Centro de Desarrollo Integral de Santo Tomás, encabezado por el ministro consejero de la Embajada de los Estados Unidos, Philip Laidlaw.
El diplomático estadounidense explicó que los voluntarios serán distribuidos en municipios de cuatro departamentos de la región: Atlántico, Bolívar, La Guajira y Magdalena. Con el arribo de este grupo, serán 56 los voluntarios de la agencia federal independiente que estarán desempeñando esta labor en la Costa.
'Esta es la primera vez que se trabaja un programa de desarrollo económico en los últimos años, desde el regreso del grupo en 2011', indicó Laidlaw, quien recordó que la agencia suspendió sus actividades entre 1981 y 2010 debido a la violencia en el territorio nacional.
La directora del Cuerpo de Paz en Colombia, Geralyn Sheehan, manifestó que la llegada de los nuevos voluntarios está fundamentada en la implementación del programa de desarrollo económico comunitario. Indicó que para acceder a la agencia son requisitos indispensables: ser ciudadano norteamericano, haber terminado la universidad y una experiencia de cuatro años en su área específica.
'Para este grupo, hemos escogido profesionales en educación financiera, en el desarrollo de pequeños negocios y en asuntos de ahorros', anotó la funcionaria, al tiempo que afirmó que desde el regreso del organismo, el Caribe fue observado como la zona adecuada para 'penetrar y restablecer nuestra presencia'. No obstante, precisó que el objetivo es expandir el proyecto a otras regiones colombianas.
Juan Pablo Castro, director de Promoción y Relaciones Corporativas del Sena, sostuvo que la entidad firmará un convenio de cuatro años con Cuerpo de Paz para trabajar conjuntamente en el asesoramiento a pequeños empresarios y asociaciones en comunidades. 'Vamos a focalizar nuestras acciones en el Fondo Emprender, con los programas Sena Emprende Rural, de productividad y articulación con colegios de los cuatro departamentos', agregó.
Castro dijo que, si bien esta es la primera alianza suscrita entre el Cuerpo de Paz y el Sena, en el pasado han desarrollado actividades conjuntas.
'Habíamos tenido una relación no formal, ellos ayudaron a construir nuestro programa de voluntarios que busca traer personas de distintas partes del mundo para adelantar un ejercicio de enseñanza con nuestros instructores', apuntó.
Otros voluntarios
Alexandra Tracy Chavarriaga nació en Toledo, Ohio. La profesional en Relaciones Internacionales, de 28 años, es hija de estadounidense y colombiana. Su mamá es bogotana, pero ella siente un cariño especial por la Costa. 'De esta tierra me gusta el sancocho, el arrocito y los patacones; lo mismo que la música propia de su cultura, como el mapalé', dice.
Erin Griffard, de Idaho, pasó los últimos noventa días en Sabanagrande. Es amante de la política y los estudios latinoamericanos. Ahora, afirma tener toda la disposición para trabajar en Bolívar con los momposinos. 'Sé que la prioridad es el emprendimiento, pero tengo ganas de fortalecer el potencial turístico del pueblo', comenta.