Ana Milena García habla con afán. Su hija Ana Margarita aún se encuentra en la unidad de cuidados intensivos en la clínica Evaluamos, en Montería. La menor de edad recibió la descarga de un rayo el jueves pasado cuando se dirigía, a las 6:00 a.m., a su colegio.
'A veces la niña reconoce y a veces no, pero ella está despierta', explica la madre.
De acuerdo con el parte médico, la adolescente sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en varias partes de su cuerpo por el rayo que la alcanzó mientras se refugiaba debajo de un árbol, en el corregimiento Los Garzones, zona rural de Montería. 'El hecho se presentó a tres cuadras de mi casa, yo estaba cuidando a mis hijos más pequeños', narró García.
La menor de 17 años, estudiante de la institución educativa Julián Pinto Buendía, fue auxiliada por el vecino César Martínez. 'Estaba en la sala de mi casa cuando escuché gritos afuera, llegué al lugar, recogí a la joven y con la ayuda de un mototaxista la llevamos hasta las instalaciones de la empresa Autopistas de La Sabana, donde prestaron el servicio de ambulancia hasta el hospital. Se quejó mucho en el camino, pedía ayuda con dificultad para hablar', relató Martínez a EL HERALDO. El vecino fue hasta donde la madre y le avisó lo que había sucedido. Al llegar al centro asistencial, esta vio que Ana Margarita 'estaba inconsciente, pálida, muchos decían que estaba muerta, pero estaba viva'.
Con menos suerte contó Edwin Flórez, de 38 años, quien murió alcanzado por un rayo el pasado 30 de agosto en Tubará, Atlántico. El campesino vivía en una finca y había salido a recoger en burro a su hija de ocho años que estaba en la casa de su madre. Luego de transitar varias metros de trocha, ambos ingresaron a la vivienda, pero Flórez dejó a la niña y al burro para regresarse a cerrar la reja que había quedado abierta. En ese momento recibió la descarga.
Muertes por rayos
En Colombia la empresa Keraunos trabaja en la innovación tecnológica en predicción de tormentas. Su gerente, Daniel Aranguren, explica que el país tiene una tasa alta de muertes por rayos en comparación con otras naciones: dos personas por cada millón de habitantes.
'Estamos hablando de entre 100 y 200 muertes al año', explica el experto.
El Catatumbo, Norte de Santander; el Magdalena medio, desde el norte de Cundinamarca hasta el sur de Bolívar; Barrancabermeja, Puerto Triunfo, Puerto Berrío, Chocó, Córdoba, Cerro Matoso (en zona cordobesa), Caucacia, la Sierra Nevada de Santa Marta y Jamundí son varias de las principales áreas propensos a los rayos.
Físicamente estas descargas se miden en kiloamperios. Pueden tener desde uno hasta 300 kiloamperios y una temperatura alrededor de los 20.000 a los 30.000 grados centígrados.
Aranguren, ingeniero eléctrico, explica que la mayoría de accidentes por rayos en Colombia ocurren porque golpean en cosas, como 'edificios, en torres de energía y a través de ese elemento conductor, se impacta a la personas. Por esto son víctimas indirectas'.
Agrega que 'entre la probabilidad de ganarse el baloto y la de que le caiga un rayo a una persona, esta última es mucho mayor a sacarse el premio mayor'.
Una persona, de acuerdo con el experto, muere al recibir 12 miliamperios. Es decir que con que una pequeña proporción del rayo pase por una persona esta puede morir por un paro cardíaco. 'Un rayo tiene muchísima más energía de lo que puede soportar una persona', dice.
Aumento de lluvias
Juan Carlos Ortiz Royero, investigador del departamento de Física y Geociencia de la Universidad del Norte, explica que es normal que aumenten las lluvias en esta época del año. 'En nuestro país no tenemos estaciones como tal, nuestro clima está regido por lluvias, entonces tenemos dos épocas climáticas: una en que llueve menos y una en la que llueve más'.
El docente señala que el 'pico máximo' de lluvias se da entre septiembre y octubre: 'Eso ocurre todos los años de la misma manera de forma sistemática'.
De acuerdo con Ortiz, el aumento de las precipitaciones se debe a que en el centro del planeta existe una zona de convergencia intertropical. 'En esta se concentra una gran nubosidad, por lo tanto es muy lluviosa. Esa zona no es permanente, sube o baja en el globo terráqueo'. A partir de agosto esta zona tiende a subir, lo cual trae las lluvias al país.
En la Sierra y Perijá
Los rayos, explica el profesor de Uninorte, se producen por la fricción entre partículas. 'La parte superior de la nube se llena de cargas positivas y la base se llena de cargas negativas. Cuando eso ocurre, inmediatamente atrae las cargas positivas que están en el suelo y se produce la descarga eléctrica'.
El rayo está acompañado por tres sensaciones: la descarga, la luz y el sonido (trueno), el cual se produce por la onda sonora que generan las cargas al moverse por el aire y llegar a la tierra. Cuando suena el trueno, ya el rayo ha caído.
Asimismo, asevera el profesor, los relámpagos son los mismos rayos, pero se producen dentro de las nubes o entre ellas mismas, es decir que no tocan tierra.
'El rayo va a buscar el camino más fácil que tenga y a veces ocurre entre ellas mismas. Esos son los famosos relámpagos que uno ve, pero que al momento de producir un trueno no es tan fuerte' manifiesta.
De acuerdo con lo expuesto por Ortiz Royero, siempre los sectores 'más altos del país' van a ser más peligrosos que los bajos; en ese sentido, en las zonas montañosas van a caer más rayos que las que están a nivel del mar.
Por eso en la Costa, la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá, entre Cesar y La Guajira, son algunos de los puntos con más probabilidades de que se presenten estos fenómenos. Así se evidenció en octubre de 2014, cuando un rayo cayó sobre una casa en la Sierra Nevada, dejando un saldo de 11 indígenas de la comunidad wiwas muertos y 20 heridos. Los indígenas todos mayores, se encontraban en la reunión en medio de una lluvia con tormentas eléctricas cuando se presentó la tragedia.
Ante el anuncio de que aumentarán en octubre las lluvias con probabilidades de tormentas eléctricas, Ortiz y Aranguren dieron algunas indicaciones para prevenir este tipo de situaciones. De las que sobresalen: no estar debajo de árboles durante las tormentas eléctricas; mantenerse dentro de los carros durante estos episodios; ante la posibilidad de quedar en campos abiertos se recomienda ponerse en cuclillas; no andar descalzo; evitar estar cerca de estructuras altas y alejarse de cuerpos de aguas, entre otras indicaciones.
La tragedia que vivió el técnico del Junior
Trece años han pasado desde el desastre natural que acabó con la vida de dos jugadores de fútbol del equipo Deportivo Cali, que se encontraban en entrenamiento bajo la lluvia. El 24 de octubre de 2002 un rayo sentenció a los deportistas Hermán ‘Carepa’ Gaviria, de 32 años, y Giovanny Córdoba, de 24, quienes quedaron tendidos en el suelo luego de recibir la descarga.
En ese momento, Giovanni Hernández, actual técnico del Junior, hacía parte del cuadro azucarero, por lo que vivió la dolorosa experiencia. 'Sentí como cuando lo asustan a uno y después recuerdo que quedé en posición acurrucado'. ‘El príncipe’ le contó a EL HERALDO que vio a Giovanny Córdoba, con quien tuvo oportunidad de hablar segundos después de lo que había acontecido. Este murió tres días después en un centro asistencial. 'Observo hacia donde estaba tirado ‘Carepa’ y veo su espalda, después cuando lo giran, vi la sangre y sus zapatos', narró. Incluso, mencionó que ambos jugadores tenían el mismo estilo de zapatos. La imagen y el sonido, relata, fueron impactantes. 'En la mitad de la cancha se hizo un hueco. Era una tarde gris con ganas de llover'. Después de analizar lo que ocurría, el ‘profe’ del cuadro Tiburón dijo que 'entré en crisis de desmayo, no entendía lo que estaba sucediendo'.