Durante 16 años a Aldair Rodríguez le tocó usar vestidos. En ese entonces, se le reconocía como Erika Comas, pese a que, desde temprana edad 'me sentía más un hombre'.
Aldair, quien nació mujer, pero prefiere llamarse así, es uno de los 35 transgéneros de la Región Caribe que han denunciado ser víctimas de la violación de sus derechos, está dando la batalla por la inclusión social. Hoy celebra el fallo a su favor de la Corte Constitucional que le ordena al Sena respetar su identidad sexual para que utilice el uniforme que desee.
'Yo me sentía mal llevando el uniforme de mujer. Parecía un parapeto. Tiene pliegues en las mangas, accesorios y la figura de la mujer', cuenta Rodríguez, quien para cumplir con las normas del centro educativo debía hacerse 'las mil maravillas'.
A la entrada del Sena los vigilantes lo detenían por no utilizar el uniforme femenino de acuerdo con las normas. Por eso, cuenta Aldair, de 20 años, 'iba vestido como me pedían, pero luego, antes de entrar a clases, me cambiaba a una ropa más de hombre, que es como me siento'.
Ingresó a la institución educativa el año pasado con documentos que lo registraban como mujer, pero en el transcurso de su carrera tomó la decisión de cambiar de género.
Al estrellarse con la incómoda situación, interpuso una tutela con el apoyo del Consultorio Jurídico de la Universidad Autónoma. 'Cuando entré al Sena tan solo llevaba el cabello corto. Después comenzó mi proceso de transformación, que fue complicado de aceptar', asegura.
El Sena, además, le había exigido el trámite para cambiar su documento de identidad en la Registraduría. '¿Cómo va a ser que un papel defina mi identidad?', fue el principal cuestionamiento del estudiante trans.
Por eso, afirma Adriana Oyola, asesora del consultorio jurídico de la UAC, 'siempre tuvimos mucha fe en el proceso, pues se estaban violando derechos fundamentales como la igualdad'.
Sena acata el fallo
El 23 de noviembre de 2015 el Juzgado Décimo Civil del Circuito de Barranquilla falló la tutela en segunda instancia a su favor, por lo que la entidad estatal desde aquel entonces le permitió el uso de uniforme de hombre.
Así lo explicó la directora del Sena en Atlántico, Jacqueline Rojas, quien ratificó ayer, tras el fallo de la Corte, que acata 'totalmente' el amparo al derecho al libre desarrollo de la personalidad. Aseguró que 'hemos cumplido desde finales del año pasado' y consideró que el hecho es 'una oportunidad para establecer una hoja de ruta para que quienes se encuentran en transición de género sientan el acompañamiento de los centros educativos'.
Para Rojas, la experiencia con Aldair 'ha sido todo un proceso de aprendizaje y, gracias a esto, el Sena incluso va a promover este debate en toda la región'.
Aceptación social
De acuerdo con el sociólogo Segismundo Elías Ceballos, este tipo de casos se presentarán a menudo porque 'entender la diversidad sexual se hace complicado desde el modelo autocrático', definido como la construcción colectiva del hombre, y el cual 'está dentro de los inventarios de la sociedad'.
'Se comprende el 'deber ser', que es el ser hombre o mujer, pero no el 'estar siendo', que es poder ser lo diferente y a lo cual es complicado abrirle espacio', expresa.
Según cifras de Caribe Afirmativo, organización que defiende los derechos de la diversidad sexual, en el departamento del Atlántico se han presentado 15 casos de transgéneros víctimas de discriminación, de las cuales 8 han sido en espacios educativos por las prendas que portan.
De acuerdo con su informe ‘Derechos Humanos, en Atlántico’, de cada 10 mujeres trans, con rol de visibilidad, solo 4 de ellas pueden acceder a estudios básicos secundarios y una de cada 10 estudia carreras técnicas.
'Esto deja constancia de que las instituciones deben acomodar su normatividad para respetar y garantizar los derechos de todos y todas', expresó Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo.